Nicholas empezó a pedir ayuda a aquel otro alto poder desesperado ya.
-Vamos, Estrella -suplicó–. Si no te estás quieta, no puedo terminar el trabajo.
La niña se rió de él y se escurrió de sus manos como un jabón.
Nicholas puso su tono autoritario de capitán de Marines.
–De acuerdo, tropa. Firmes.
La niña se volvió sobre el vientre y empezó a trepar por el fondo de la bañera.
Exasperado, Nicholas intentó pescarla. En cuanto la tuvo y le dio la vuelta, Estrella le dio palmadas en las mejillas con las dos manos. Nicholas se quitó el agua jabonosa de los labios y cerró los ojos a punto de evitar la salpicadura que le mandó.
Las burbujas le cayeron por la cara y empaparon el frontal de su camisa. Las rodillas le resbalaron en el suelo y golpeó el borde de la bañera con el pedio. Sin embargo, no soltó a la niña. Maldiciendo entre dientes, la posó de nuevo y estiró la mano en busca de la toalla doblada.
–Tú y yo tenemos que llegar a un entendimiento, nena.
Estrella agitó las piernas en el agua salpicándolo de nuevo.
Nicholas suspiró resignado. Alcanzándole un pie rosado, se lo frotó con la toalla antes de alcanzarle el otro.
-Si vas a quedarte aquí por una temporada, tendrás que entender que tú eres el soldado y yo el capitán.
Estrella se rió de nuevo e intentó zafarse los pies de él.
-Haremos las cosas a mi manera -prosiguió él frotándola otra vez para poder escuchar aquella carcajada.
La niña no le decepcionó, sino que se inclinó y sus pequeños dedos aprisionaron sus grandes manos.
-Tienes cosquillas, ¿eh? -preguntó con una sonrisa.
La niña se volvió sobre el trasero esbozando otra sonrisa radiante.
Nicholas extendió la toalla hacia el agua jabonosa y la levantó en ella con las manos bajo los bracitos gordos.
Estrella agitó las piernas y dio palmadas, pero él había tomado la precaución de alejarla lo bastante como para que no le salpicara de nuevo.
–Lo conseguimos –exclamó–. Hemos terminado el baño sin problemas. ¿Lo ves? Lo único que tienes que recordar es quién está al mando aquí y nos llevaremos bien.
En respuesta, Nicholas escuchó el distintivo sonido del agua salpicando sobre el agua.
Mirando a la niña con ojos acuosos, vio la sonrisa de satisfacción y al instante supo lo que había hecho.
-¡Oh, marra...!
Entonces lanzó un suspiro de derrota.
El parque de la ciudad estaba atestado los sábados.
El sol brillaba en un cielo tan azul que casi hacía daño mirarlo. Unas pocas nubes algodonosas bailaban en la brisa que agitaba las ramas de las copas de los árboles.
Sin apartar la vista de Estrella, _____ se sentó en la manta que Nicholas había extendido sobre el césped bajo un antiguo roble y observó a la gente que pasaba por delante.
Ciclistas con cascos y trajes ajustados recorrían el camino que serpenteaba por el parque pasando por delante de orgullosos padres y cansadas madres. Los niños se reían trepando las estatuas de dinosaurios de cemento y los ponies de fibra de vidrio que hacían de columpios.
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Un regalo a su puerta.
RomanceEl capitán Nick Jonas había luchado en muchas batallas como oficial de la marina. Pero hacer de padre fue la misión más dura de todas. Cuando dejaron a un bebé en la puerta de su casa, Nick pidió refuerzos y la niñera _____ _____ apareció en su vida...