No sé cuanto tiempo llevo corriendo, me parecía que una eternidad pero estaba segura que no podían ser más de 15 minutos.No importa.
Solo debo correr, aunque se que es inútil, se que él me va a atrapar, se que jamás saldré de este bosque pero no me pienso detener.
Esquivo las ramas, las raíces y las piedras. Esta oscuro, demasiado oscuro, la luna no se puede ver pero no importa.
Puedo ir a máxima velocidad sin tropezar. Es una de las tantas cosas que él me enseñó, gracias a eso soy más rápida que la mayoría de los humanos, puedo correr en la oscuridad del bosque, puedo seguir rastros, encontrar agua, comida y un lugar seguro para dormir pero nada de esto importa porque nada de esto me ayudará a escapar de él, no importa cuanto me aleje nunca será suficiente.
Pasé a lado del lago al que veníamos todos los días, es uno de mis lugares preferidos del bosque. Lo mire por última vez sin detenerme y volví a concentrarme en el camino. Árbol tras árbol, pasó tras paso, respiración tras respiración seguí adelante sin arrepentime, ya no hay vuelta atrás, en realidad nunca lo hubo ni siquiera antes de conocerlo.
Me empezaron a arder los pulmones pero no me detengo. Estoy corriendo por una libertad que nunca alcanzare, pero en este momento no me importa nada, ya nada me detiene, la muerte ya no me da miedo.
Cuando escucho su aullido no me sorprendo, lo estaba esperando desde que di el primer paso lejos de él.
Se que mi carrera esta llegando a su fin, él es mil veces más rápido y no tardará en alcanzar me pero no importa solo sigo corriendo.
Pasan solo unos minutos hasta que escucho sus pasos, irónicamente él es el más desesperado de los dos, lo se por el sonido de sus pasos, después de todo este tiempo sería imposible para mí no conocer sus hábitos, de la misma manera se que él conoce los mios, en este mundo nos conocemos mejor que nadie. Y es exactamente por eso que ambos sabíamos que este momento llegaría.
Todos los años que pasamos juntos en este bosque, solos él y yo, eran un hermoso y frágil sueño... Y ya era hora de despertar.
La distancia se acorta y sus gruñidos se vuelven audibles, el cielo se despeja, la luna brilla y él salta.
*Baam*
El impacto me hace perder el equilibrio, el suelo frío y duro me recibe, el mundo se sacude y un fuerte ardor invade las palmas de mis manos, el olor a sangre no tarda en llegar a mi nariz.
Duele.
Entonces prefiero centrar mi atención en su respiración, que está tan agitada como la mía. A pesar de todo, él sigue siendo amable y aunque está terriblemente furioso me espera pacientemente.
Respiro profundamente y pongo fuerza a mis brazos, lentamente me doy vuelta para enfrentarlo, esta a centímetros de mi. Sonrío torpemente como disculpándome y el responde con un gruñido cargado de reproches.
No se cuando empezó a llover..... Tal vez siempre lo estuvo.
Los sonidos se vuelven borroso hasta que dejan de existir, él ya no gruñe, solo nos miramos a los ojos, verde y rojo se enfrentan, ambos sabemos que es lo que viene.
Yo voy a morir y él será mi ejecutor, ese es el pacto, curiosamente el más lamentable de los dos es él, sufrirá al matarme y luego se quedará solo en este bosque maldito. Eso es lo que realmente me rompe el corazón, pero no me arrepiento.
Lentamente extiendo mi brazo hasta que mi mano, temblorosa y fría, encuentra su pelaje. Suave y cálido, es tan familiar como reconfortante, me sorprendo al sentir un leve movimiento bajo mi palma. Él tiene miedo...
Era... Era la primera vez que lo veía tan vulnerable. Sonreí con pesar y empecé a acariciar su pelaje para calmarlo, el blanco puro se mancho de rojo por donde mi mano paso.
El tiempo se detuvo y poco a poco el temblor de Reick también. Este era el adiós.
Lo último que vi fue un mar de color rojo desbordado de tristeza.
Como debía ser, todo inicio y termino con una mirada.