Desde el primer momento en el que nuestras miradas se cruzaron, nos fue imposible volver a apartarlas.
[Último llamado a los pasajeros del vuelo 9720 con destino a Los Angeles]
Subí al avión, busque mi asiento y me acomodé, él estaba 2 filas por delante de la mía pero eso no le impedía voltear a verme, yo le sonreía y él me sonreía.
Él era bastante atractivo, debe tener unos 32 años, es alto, tiene el cabello corto, negro y algo despeinado, las facciones de su rostro estaban bien definidas, no tiene barba y su sonrisa era bastante juguetona y llamativa, estaba usando un traje formal que se adapta muy bien a su cuerpo y permite ver lo bien trabajado que está, todo en el gritaba que era una alfa dominante pero lo que más me llamaba la atención, eran sus ojos de color negro profundo, a primera vista parecian amables y calmados pero realmente eran misteriosos, como si escondieran miles de secretos.... Son peligrosos, él es peligroso y eso solo lo hacacia más atractivo.
No pasó mucho tiempo para que llegáramos a nuestro destino, fue un viaje rápido además estaba bastante entretenido durante el trayecto.
Sin perder más tiempo me levante de mi asiento y camine por el pasillo hacia la salida, pude sentir como él se levantaba detrás de mi y me seguía. Sonreí y seguí avanzando.
Me baje, recoji mi equipaje y me dirigí al baño, en ningún momento me gire para mirarle. No había necesidad, podía saber que él estaba viniendo por la fuerte esencia que desprendía.
Abrí la puerta y observe el interior del baño, no había nadie. Deje mi equipaje de lado, me acerque al espejo y mire distraídamente mi reflejo. Entonces, la puerta se abrió, él entro y me miro a través del espejo.
Nos miramos durante un momento, el cerro lentamente la puerta sin dejar de mirarme y ambos sonreímos al mismo tiempo.
Click
Ese fue el detonante, en un instante nuestras bocas se encontraron y empezaron una danza frenética, luchando por obtener el control.
Él ganó y libero sus feromonas, me estremecí, olía a primavera, más precisamente a flores de cerezo.
Me empujó contra la pared y nos separamos levemente, nuestra respiración estaba agitada, sus labios empezaron a hincharse, los míos debían estar igual, me mordi el labio y reanudamos el beso.
Esta vez gane yo y fue mi turno de liberar mis feromonas, sonreí con satisfacción al sentir como sus músculos se tensaban, curiosamente éramos una combinación perfecta flores de cerezo y violetas.
Sus manos se movieron con habilidad sobre mis caderas, luego bajaron a mi tracero y me levantaron agarrando mis muslos. Mis manos que estaban en su nuca, subieron y mis dedos se enredaron en su pelo.
No había marcha atrás.
* * *
No hubo palabras ni nombres, no eran necesarias, solo eramos dos extraños que se encontraron por casualidad. Nuestros caminos se cruzaron pero no se iban a entrelazar. Lo más probable es que nunca lo olvide, ni él a mí, ni a su esencia, ni a lo que paso en ese baño, pero solo era eso, un recuerdo.
Un encuentro fugaz. Algo que siempre recordaremos con una sonrisa.
—Joven maestro Violet, estamos listos para partir.
Si, nunca lo volvería a ver.
Gire mi cabeza para mirar el paisaje a través de la ventanilla del auto. Se veían edificios que llegaban hasta el cielo.
«Adiós Cherry Blossom.»