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Ya se había hecho tarde, Jimin después de tratar de arreglar su juguete salió por algo de comida, notó que su madre y la señora Jeon, tomaban un poco de esas bebidas qué las ponían un poco raras.

Se acerco a la cocina sigilosamente, hace un día había guardado un trozo de tarta de la qué su abuela le había hecho, ¡era tan deliciosa! qué le dolía acabarsela, entonces la guardo.

Para su sorpresa, alguien había llegado antes, Jungkook estaba en el suelo, con una cuchara, ya se lo había comido todo.

Jimin estaba molesto.

De los hermosos ojos de Jimin, salían pequeñas lágrimas de enojo, el de verdad anhelaba mucho comer ese pequeño trozo de tarta.

Limpió sus ojos, y respiro suavemente.

—Jungkook, ¿por qué te comes eso?

—Tenía hambre y mi mamá no me ponía atención, entonces vine a ver sí encontraba algo.

—Bien, pensaré qué no fue tu culpa, deberías ir a lavarte tus manos—Dijo Jimin, señalando el lavadero qué estaba delante, Jungkook se levantó y enseguida fue a lavarse sus manos.

—JIMINNIE, dejaste un desastre, y sólo comiendote ese trozo de tarta, ¿ehh?, limpia todo eso, QUÉ DESASTRE, dios mío—dijo la señora Park tambaleándose, los efectos del alcohol nunca eran buenos.

—Dejalo, es un niño, acompañame, sigue comiendo Jiminnie, no te molestaremos—La señora Jeon la tomó del brazo y se la llevó de vuelta a la sala.

Jimin suspiro, nuevamente le habían regañado sin razón, y lo limpio todo, tardo varios minutos.

8:30 pm

Jimin al ver la hora en el reloj se apuro, su serie estaba a punto de empezar y no quería perdérselo, tenia qué saber sí Capitán América podría salvar al mundo.

Corrió a la sala, pero vio entonces a dos borrachas, casi repartiéndose besos, evitando pasar pena, retrocedió, pensó en ir a la habitación de sus padres, ellos tenían una gran televisión, subió las escaleras, entró a la habitación, se recostó en la cama y prendió la TV.

Pudo disfrutar de algunos minutos, aunque todo era un drama, Jimin tenía nervios por lo qué podría pasar.

Una cabecita se asomó por la puerta.

Jimin se asustó, pensó que sería su madre y quizá lo castigará por todo un mes, por entrar sin permiso.

—Me asustaste Jungkook—Dijo Jimin tratando de calmarse.

—Perdón Jimin, quería saber qué estabas haciendo—Jungkook entró dando pequeños pasos y acercándose a Jimin.

—Estoy solamente viendo una serie.

—¿Cual?—Dijo Jungkook subiendo la cama con cuidado.

—La nueva serie de Avengers.

—¡IronMan! ¿Es dónde sale el?—Jungkook se emocióno dando saltos.

—Uhm, creo que sale, ten cuidado, no quiero qué te caigas.

Jimin y Jungkook se quedaron juntos a ver la serie hasta las 9pm, Jungkook se quedó dormido, a Jimin le había dado ternura al verlo tan lindo durmiendo, aunque después también le ganó el sueño, quedaron los dos nenes durmiendo encima del otro, cómo dulces osos de miel.








BUM, Jimin sintió como el agua le arrancaba su dulce sueño, despertó de golpe y vio a un pequeño niño reírse y salir corriendo en carcajadas.

Jungkook, ese pequeño.

Jimin miro alrededor, eso no era agua, era jugo de naranja, su madre lo mataría en cuanto viera toda la mancha naranja en la cama.

—Mierda—dijo Jimin, a pesar de qué odiaba decir groserías.

Jimin tomó rápido las sábanas y bajó corriendo, aunque por no ver por dónde iba tropezó, chocando con su madre qué sufría de la resaca.

—Jimin, qué es lo qué haces—Dijo su madre al ver al pequeño con sábanas encima coloradas de naranja.

—Uhm nada—dijo Jimin nervioso caminando rápido pero su madre lo sujeto del hombro—¿Esas no son mis sábanas?

—Oh, sí, lo son—Jimin bajo la cabeza, otro regaño más.

—Pero porqué están todas manchadas, acaso estuviste comiendo en mi cama?—La señora Irene miro a Jimin con ojos de furia.

—Haz cometido muchos errores Jimin, dame esto, vete a desayunar, la señora JeonBi hizo el desayuno.

—E-Está bien—Jimin bajo la mirada y camino hacia la cocina, vio cómo Jungkook estaba sentado y comía un pedazo de pan inocentemente.

—Buenos días señora Jeon—Dijo, y se sentó dándole una mirada muy feroz a Jungkook, éste lo noto y lo regreso a ver, el comía cómo un lindo conejito, no espera, no se dejaría engañar de nuevo.

—Buenos días Jiminnie—dijo suavemente la señora Jeon, sonriendo.

—¿Te haz llevado bien con Jungkookie? El a veces suele ser un poco hiperactivo—soltó una risa y acaricio la cabecita del pelinegro.

—Oh, no pasa nada, me he divertido con él, es muy agradable señora Jeon—mintió, claro qué estar con Jungkook era lindo, su linda voz hacía compadecer a cualquiera, pero a Jimin le había mostrado otra cara.

—Qué bueno Jiminnie, ¿te digo algo?—dijo la señora Jeon acercándose al castaño mientras le añadía mermelada a su panecillo.

—Dígame señora Jeon—dijo el castaño mirándola con atención.

—Pensé qué no se llevarían bien, Jungkook suele ser muy travieso—susurró—pero qué bueno qué no sea así, espero qué sean grandes amigos de ahora en adelante.

—Pero, ¿qué no se quedaban solo un día?—El castaño preguntó curioso, el solo aguantaba al pequeño mientras podía.

—Que JAJA, no Jiminnie, el vino a estudiar contigo, al menos hasta la universidad.

Oh mierda

Pensó el castaño.

¡Fue Jiminnie! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora