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Jimin pasó la noche despierto, no porqué estuviera pensando o no pudiera dormir, el pequeño ggukie estaba al lado y no dejaba de hacerle preguntas, ¿cómo puede seguir despierto tan noche?, Jimin ya estaba cansado de contestarle sus dudas existenciales.

—Jimin, ¿tú crees poder aguantarme hasta qué seamos señores?—Jungkook susurraba suavemente, tratando de no hacer mucho ruido, sabía qué era muy tarde para hablar, pero a él le encantaba las platicas de noche.

—¿Aguantarte? ¿por qué preguntas eso?—contestó Jimin, a cada segundo bostezaba, el solo quería dormirse.

—Se que puedo llegar a ser fastidioso—Dijo Jungkook jugueteando con sus dedos, arrastrandolos suavemente por la espalda de Jimin.

—No lo eres—Jimin se volteo, mirando a Jungkook a los ojos y regalándole una linda sonrisa—Seremos buenos amigos.

—¿Podemos ser algo más?—Jungkook miro a Jimin, sus grandes ojitos le hacían recordar a Jimin a un conejito.

—Uhm—Jimin miro a otro lado, tratando de pensar y al responder lo volvió a mirar—¿cómo mejores amigos?

—Genial—Jungkook sonrió y se tapo con su pequeña cobija, no habían desempacado tanto entonces tenían qué dormir con lo primero qué sacaban.

A los minutos por fin Jungkook quedó dormido, aunque en un momento Jungkook comenzó a temblar, Jimin supuso qué era por tener aquella delgada cobija tapandole, tomó la suya, qué no era tan grande pero sí era muy calida, tapo a Jk y Jimin no le alcanzó para taparse, tenía qué sufrir del frío, pero por lo menos su amigo o mejor amigo estaba durmiendo cómodo.

Era un nuevo día, Jimin se levantó tratando de mantener sus ojos abiertos y quejándose de la luz de sol qué lo cubría, cerró la ventana y miró su cama, ¿dónde estaba ese pequeño?, tenía miedo de qué otra vez le jugará una broma, entró al baño e hizo su rutina, al terminar salió en busca de un desayuno, su pancita rugia ferozmente.

Entonces vio a Jungkook, el menor había tomado uno de sus juguetes y corría por todas las habitaciones.

Jimin suspiro y tomó un panecillo, cuando de repente sintió algo chocar contra su pierna haciendo qué su panecillo cayera y sólo mirara con dolor a su panecillo en el suelo.

Jimin hizo una mueca y miró la causa de aquélla tragedia, Jungkook miraba al panecillo, le pareció divertido ver a Jimin molesto.

—¡¿Jungkook podrías tener más cuidado?! —Grito el castaño, para su suerte la madre de Jungkook había cruzado la puerta oyendo el regaño de Jimin.

—¿Qué ha pasado Jimin?—preguntó la señora, Jimin se estremeció y acomodo su postura, no sabía qué decir.

—¡Mamá!—grito el menor, yéndose a esconder detrás de su madre y mirando a Jimin con un fingido temor.

—Oh, es qué Jungkook tiro mi panecillo, pero se qué ha sido un accidente, no sé preocupe señora Jeon—Jimin sonrió exageradamente, sabía qué ese pequeño lo hizo a propósito.

—Ay, me disculpo por él, entonces ¿no has desayunando?, traje unos postres de mi restaurante ¿quieres probarlos?—habló entusiasmada la mayor, dirigiéndose a la nevera y sacando una rebanada de pastel.

—Claro señora Jeon—dijo Jimin ocultando lo feliz qué estaba, nunca podía disfrutar de comida deliciosa, su madre no era buena cocinando y su abuela no venía diariamente, su madre la había contado muchas veces qué Jeon era una gran cocinera.

—Bien, aquí tienes, disfrutalo Jiminnie—La señora Jeon le dio el plato en la mesa, Jimin se sentó y al dar la primera cucharada, DIOS, ERA LOS MÁS DELICIOSO QUÉ HABÍA PROBADO.

—SABE INCREÍBLE—Habló Jimin, definitivamente estaba disfrutando de ello.

La señora Jeon soltó una risa y salió de la vista de Jimin, sentía una presencia extraña, una aura bastante pesada, miró alrededor y ahí estaba.

Jungkook haciendo un puchero en el suelo, y totalmente molesto, viendo cómo Jimin comía a bocados ese pastel tan delicioso.

—¿Porqué esa cara?—preguntó Jimin y Jungkook sólo soltó un quejido mientras arrugaba más su nariz.

—A mi no me dejan comer cosas dulces, porqué a ti sí, es injusto—Bufó el pequeño mientras fruncia el ceño, Jimin solo soltó una risa.

—¿Quieres un pedazo?—Jimin tomó un pequeño plato y dividió el pastel, Jungkook se acerco y se sentó en la mesa.

—¿De verdad me lo darás?—Hablo con una gran tono de felicidad, sus ojitos brillaban, y eso hacía qué Jimin se debilitará ante el, a pesar de todo lo malo qué le había causado.

—Claro, tan solo es un pastel—Jimin sonrió dándole una cuchara.

—Eres tan tonto—Murmuró el menor, Jimin frunció el ceño, ¿Acaso dijo qué era tonto? Este niño.

—¿Por qué soy tonto?—El castaño preguntó haciendo un puchero, el no era tonto, su tutor siempre le decía qué era un gran alumno, ya qué no podía asistir a una escuela cómo normalmente lo hacía la mayoría de los niños a su edad

—Se qué soy molesto y sigues siendo amable conmigo, no eres divertido—Habló el menor comiendo de su pastel, Jimin entró en confusión, bueno, sí, a veces Jungkook hace qué le den ganas de sacarlo a volar por la ventana, pero quiza la debilidad de Jimin, es qué era muy amable, o quizá era diferente.

Jungkook era su debilidad.

¡Fue Jiminnie! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora