22 • 𝙲𝚊𝚖𝚊 𝚏𝚛𝚒́𝚊

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Jungkook

Un disparo, sólo uno quería en mi cabeza al estar en este momento tan estúpido para mí pero simple y normal a la vista de todos; donde nada indebido transcurría por mi cabeza y mis acciones eran las de un buen esposo, donde prácticamente no había ningún sentimiento que me torturara desde lo muy profundo de mi ser.

Sus caricias parecen fundirse en mi pecho desnudo con cada roce, y las yemas de sus dedos desprendían calor inhumano al situarse en una zona particular de este que muy internamente, rezaba porque se volvieran a mover.

Justo ahí, por encima de mi corazón con la brillosa alianza que reposaba en su dedo.

Mentiría si dijera que no quemaba, que no desprendía chispas a causa del fuego que amenazaba con encenderse en una llamarada gigante. Era eso o porque por primera vez estaba teniendo lo muy llamado y conocido a la culpabilidad.

Y claro que la tenía, sobre todo porque la tentación de poseer su cuerpo semidesnudo siendo reposado sobre la cama que había sido testigo de miles de nuestros momentos eróticos durante todos estos años, se activó atormentándome.

Había dicho que estaba cansado pero por obvias razones, aquello era mentira, mi cuerpo mandaba más que yo y no pude controlarlo al momento de sentir sus manos sobre mi abdomen humedecido al salir minutos después de tomarme una ducha.

Era mi esposa y juré que también sería mi amante, mi verdadera amante, a lo que mi deber por complacerla tenía que ser algo inquebrantable. Así que sin más, me arrojé sobre ella como si mi vida dependiera de ello, dejándonos satisfacer uno a otro como la pareja que éramos y apartando las malas ideas que pude haber obtenido desde que llegué a casa.

Eso fue el camino de porqué nos encontrábamos así en este preciso instante; su pierna sobre mi vientre, mi brazo por debajo de su cabeza y aquella mano ardiente que quemaba mi corazón, sobre mi pecho. Regalando ahora pequeños círculos con su dedo índice que ascendía y descendía sobre mi tetilla derecha en cuanto cambió el transcurso de su viaje.

⎯⎯ Estás muy callado ⎯⎯ murmura, elevando su mentón hacia mi dirección, ¿pero qué podría decirle al estar inundado de pensamientos que juraría, tiempo atrás jamás existieron?

Lo extraño de todo esto, es que la culpa que se engendraba en mi, no parecía tener el nombre de mi amante, si no el de mi esposa.

Estaba sintiéndome culpable por haber follado con la persona que prometí lealtad en vez de haber tenido este sentimiento cuando estaba en aquel departamento. Me sentía culpable por, en cierta manera, engañar a Amelie y no a Dahyun. Es que, suena tan absurdo decirlo o pensarlo porque ni siquiera éramos algo, ni siquiera tuve la ideología de querer ser algo además de follar.

Pero recuerdo su rostro, recuerdo sus palabras, sus caricias, y la mente se ensambla en un matutino blanco que bloqueaba cualquier respuesta que podría ser aceptada. No entendía lo que sucedía conmigo y mi entorno.

Dahyun, Amelie, Amelie, Dahyun, dos personas completamente diferentes que sin siquiera saberlo, estaban acabando conmigo a la misma vez por un error que automáticamente yo inicié.

⎯⎯ Sólo... pienso en mañana ⎯⎯ susurro, mirando hacia otro lugar donde no tenga que cruzar mis ojos con los de ella. Posicionando mi mano ⎯la que pasaba por dejaba de su cuerpo⎯ sobre su brazo dueño de la mano que acariciaba.

⎯⎯ Mañana es algo de mucho tiempo ⎯⎯ responde, aún sintiendo sus orbes sobre mi quijada al estar en esa posición.

⎯⎯ Lo sé.

⎯⎯ ¿Qué es lo que te perturba? ⎯⎯ el desearla a ella cuando estoy contigo, amor.

⎯⎯ Cosas del trabajo ⎯⎯ digo simple, quitando finalmente mi brazo de su cuerpo y haciendo a un lado las sábanas que me cubrían, tomo el pantalón pijama que se mantenía doblado a un lado de la cama, y me dispongo a levantarme en cuanto ya estoy vestido ⎯⎯ iré por un poco de agua, ¿quieres algo?

Atino a observarla y ésta niega con la cabeza ⎯⎯ No tardes mucho, sabes que la cama se enfría cuando no estás tú.

[...]

La mañana parecía avanzar despacio, como si la vida real estuviera en sincronía con una cámara lenta de mierda. Los informes eran cada vez más y cada uno de ellos debían pasar por mi firma, ni siquiera había podido prepararme un café, que una pila de carpetas descendieron como una cascada en cuanto posé una mano sobre el escritorio.

La ansiedad me consumía e incluso nublaba mi vista; esta mañana había amanecido con la extraña sensación de querer ver a Amelie, era algo que crecía desde mi interior hasta quererse salir por los poros.

Sólo necesitaba por lo menos oír su voz, admirar su rostro y probar sus labios nuevamente. Se había convertido en una nueva droga no descubierta por los científicos, una droga que sólo yo podía consumirla y eso en cierto punto me fascinaba. Tan dulce y rica que me frustraba el no poder satisfacerme con ella, porque necesitaba más, necesitaba mucho más.

⎯⎯ Wheein ⎯⎯ toco el típico botón de la contestadora que inmediatamente me comunicaba con mi secretaria ⎯⎯ necesito que llames a la Agente Bellerose y le hagas saber que dé presencia en mi oficina, de inmediato.

⎯⎯ Oficial Jeon ⎯⎯ oigo la voz de la susodicha un tanto dudosa, como si lo que estuviera por decir complicaría la situación del futuro y eso provocaba que un aire frío ascienda por mi columna vertebral ⎯⎯ la Agente Bellerose no se encuentra aquí.

⎯⎯ ¿Disculpa?

⎯⎯ La Agente Bellerose fue a una intervención en el Río Han junto con el Sub Oficial, Min YoonGi, a pedido del General, Kim SeokJin, Señor.

⎯⎯ Gracias ⎯⎯ corto la llamada, con mi ceño fruncido y el humor tal cual al de un perro con rabieta.

Ella sabe que siempre la prevengo de problemas, que la cuido, que es importante para mi, pero sin embargo ahí va, quebrantando mis palabras y dejándome con un nudo en el pecho hasta saber que ha llegado a la jurisdicción sana y salva. Ni siquiera sé cuál ha sido el motivo ni mucho menos porqué el General la intervino a ella teniendo a miles de agentes adaptadas en esas cosas.

Sí la había felicitado por su buen desempeño como la estratega pero, ¿eso le da derecho de llevarla y encima con YoonGi?

Estás metiéndote en su carrera, Jeon, no es momento para ser celoso ahora, ni mucho menos para interferir en sus órdenes ⎯ habló mi conciencia.

Como una mierda.

Esto no se iba a quedar así.

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Le doy mucho papel a la conciencia porque #TeamConciencia ahq

𝐁𝐀𝐃 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 | 𝐉𝐉𝐊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora