Prólogo

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– Lo siento tanto — comentó la chica con pena en su voz —.

– Oye, no te llamé para que sintieras pena por mí.

– Lo siento — volvió a decir, cabizbaja —.

El pelirrojo fantasía la miró con reproche nuevamente, dándole a entender que dejara de disculparse por cosas que no estaban bajo su control. Todo lo que él quería en ese preciso instante era mirar el bello cielo, que se pintaba con hermosas tonalidades de rosa, morado y naranja, mientras disfrutaba de la compañía de aquella inocente chica.

Para Hoseok, ella era como una flor de loto; aquella que crece aún en el espeso barro del pantano. En medio de toda la inmundicia, su inocencia y pureza seguían intactas.

A él le gustaba mirarla a los ojos cuando se sentía desganado, porque se sentía como si ella pudiera devolverle al menos un rayo de esperanza. Y no era el único con esta manía, Min Yoongi parecía compartir el mismo pensamiento.

– No te preocupes por mí, en serio. Si no pude entrar a la universidad... por algo será — se encogió de hombros el pelirrojo, restándole importancia —.

– No digas eso. Puedes intentar aplicar el próximo año.

– No, Haneul. Las personas como yo, Namjoon o tu hermano, no estamos destinados para ser los "hombres lindos de la sociedad". Cuando creces en un mundo como este, lo único en lo que debes preocuparte es en sobrevivir — soltó con amargura —. Ya sabía esto de antemano, simplemente quería intentarlo, es todo.

– ¿Entonces yo jamás podré salir de aquí, verdad?

Los ojos de la chica se cristalizaron un poco. Hoseok no quería cortarle las alas con aquellas palabras, pero tampoco quería mentirle y prometerle que todo estaría bien.

– Si luchas con todas tus fuerzas, sé que serás capaz de lograr cosas grandes. Eres más lista que yo — sonrió y revolvió el pelo de Haneul con cariño, causando que ella soltara una leve risita también —. Pase lo que pase, nunca pierdas tu buen corazón ¿Está bien?

Ella asintió.

Muy en el fondo, él lo sabía... el dolor en su pecho le hacía tener el presentimiento de que todo se iría en picada a partir de esa tarde. No tenía idea de lo que pasaría exactamente, pero estaba resignado. El futuro no era brillante para aquellos que habían crecido en el bajo mundo. Debías cuidarte la espalda si querías sobrevivir, debías alejarte de la civilización si no querías ser humillado. Era una lucha constante donde ambos mundos eran como la espada y la pared.

Aquella oscura tarde solo era el inicio del averno personal de Jung Hoseok.

Vendetta [JHS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora