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—¡daichi, ven a saludar!

el niño de seis años no dudó y bajó las escaleras, frente a la puerta se encontraba una familia, madre e hija, la mayor sonriente y la menor detrás de las piernas de la otra.

—ellas son las hoshiuta y ella es suki, son nuestros vecinos daichi.

el pequeño sawamura, algo tímido, se acercó a ambas.

—hola, soy daichi. ¿por qué no vamos a jugar juntos suki?

la sonrisa de la niña no tardó en aparecer, esta era idéntica a la de su progenitora. cuando asintió fue que ambos corrieron por las escaleras. daichi le mostró sus juguetes, entre ellos una pelota de voleibol.

—tienes una pelota, pero no sé de qué es.

—¡ah! es de voleibol, me gusta mucho jugar. ¿quieres aprender?

—¡bien!

la respuesta que ella había entregado lo dejaba contento, con un brillo dorado en sus ojos, ilusionado de que alguien quisiera jugar con él. nadie jugaba este deporte de sus amigos, pero ahora se aseguraría de que a su nueva vecina le gustara. en realidad, la chica no era para nada mala, comprendió el deporte más rápido que el resto, sin embargo, aplicarlo era algo complejo, sus manos y brazos aún no se acostumbraban a las posiciones. aun así, ambos niños la pasaban de maravilla riendo y tirando el balón.

—¡suki! es tarde, debemos ir a casa mi vida.

la madre de la niña estaba anunciando el fin de la actividad con una pequeña sonrisa. debían esperar a su esposo quien estaría llegando de ver su nueva instalación de trabajo.

en frente de la puerta de los sawamura, fue la despedida de ambos y la promesa de jugar juntos.

—¿y? ¿qué te pareció suki? —preguntó su mamá cuando entraron a su cocina para preparar la cena.


—¡genial! ¡ella es genial!

happy - sawamura daichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora