🌺CAPÍTULO 25🌺

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NARRA CELIA

Nos lo pasamos genial el resto de la tarde en el parque.

Los toboganes estaban súper chulos, y también había una piscina de olas (la cual encendimos también un rato para probarla), y hasta un río circular que estaba en medio de todo el recinto y que pasaba por todas las zonas y gracias a la corriente que tenía te resultaba más fácil y divertido ir a la zona que querías.

Todo iba muy bien, hasta que llegó el momento de irnos y por lo tanto, de dejar todo bien cerrado y listo para mañana.

¿Y cómo se cerraba todo?

Pues, igual que se abría, con las llaves.

Y ahí estaba el problema.

Como yo no tenía bolsillos y no las quería perder, le pedí a Jorge, que era del que más me fiaba dentro de lo que cabe, si me las podía guardar en el bolsillo de su bañador, y este aceptó.

Pero él se dio cuenta de que era mala idea cuando en el primer tobogán las llaves salieron disparadas de su bolsillo, y con suerte consiguió atraparlas.

Entonces se fijó en que Agus llevaba bolsillos tambien, pero estos tenían cremalleras, lo cual los hacía más seguros. Le pidió por favor a su amigo que se las guardara y este, aunque no muy convencido, aceptó la petición de su amigo.

Lo que ninguno de los dos se esperaba era que las llaves fuesen a rasgar el bolsillo del bañador de Agus por dentro, de tal forma que estas en un momento determinado se cayeron.

Y yo no sabía nada de todo esto hasta ahora, que había llegado el momento de cerrar y ellos se habían dado cuenta y me lo habían contado todo.

—¿¡Y qué hacemos ahora!? —pregunté alarmada cuando terminaron de contármelo.

Tenía ganas de llorar, no me lo podía creer.

—No te preocupes Ce, las encontraremos —intentó tranquilizarme Logan poniendo una mano en mi hombro.

Olaia también estaba detrás mía, abrazándome por la espalda y pasándome una mano por la cabeza para intentar tranquilizarme.

Sin embargo, en ese momento no servía de nada.

Agus también me miraba preocupado, y como... ¿triste? Supongo que se sentía responsable, aunque no era culpa suya.

—Lo siento —se disculpó Agus, el cual hasta que había pasado esto no me había dirigido la palabra en toda la tarde.

—No no, la culpa ha sido mía por no haberlas guardado yo —dije y me senté en un bordillo que había por ahí, tapándome la cara con las manos para intentar pensar en algo.

Sin poder evitarlo, se me empezaron a saltar las lágrimas.

Necesitaba pensar con claridad, pero no podía. Solo podía pensar en que la inauguración era mañana y que mis padres me iban a matar como no las encontrara antes.

—No han podido ir muy lejos... A lo mejor se han quedado dentro de alguna piscina o en el río, somos muchos, entre todos podemos buscarlas —sugirió Tarifa y yo le miré agradecida.

—Sí venga, vamos a dividirnos para buscarlas —dijo entonces Victor y entre todos empezaron a hacer los grupos.

Entonces me paré a pensar en cómo había cambiado mi vida desde que los conocí.

A penas habían pasado dos semanas, pero me atrevería a decir que habían sido las dos semanas que más he vivido una vida "normal" de mi vida.

Normalmente, Olaia y yo siempre teníamos la misma rutina, y aunque nos lo pasábamos también muy bien y nunca teníamos tiempo como para estar aburridas, nunca cambiaba nada.

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