Alicia en el mundo de las profundidades

CAPITULO DOS: LAS ALICIAS NO SIEMPRE SON ÚTILES. (Parte 1)

El mundo de las profundidades había cambiado monumentalmente esos últimos cien años. La primera vez que vino la Alicia número uno, la chica joven la profecía, el orden entre los habitantes –desde las flores hasta los de la corte roja y blanca- fue alterado, debido a que se había demostrado que todo el mandato podría ser derrocado por una humana más común que las ranas bailarinas. Sin embargo, los cabellos rubios quedaron como el trofeo de la reina cabeza de corazón después de haberle cortado la cabeza.

Regla número uno de las Alicias: No seas tan evidente.

Pronto llegó la segunda Alicia, que era más temerosa y tonta que la anterior. Siempre tuvo miedo a enfrentarse a la reina roja, pues le habían contado que le había hecho en su otra vida, por lo que se escondió entre los matorrales por meses y meses, pero no se salvó. Esta vez no fue roja, fueron los mismos seres que esperaban algo más de ella que cobardía, por lo que le hicieron una trampa para dársela de comer al Bandersnatch.

Regla número dos de las Alicias: Debes complacer a tus compañeros antes de que te maten.

Alicia número tres: Murió de un flechazo.

Regla número tres de las Alicias: Nunca te pongas en un punto para nada ciego del enemigo.

Alicia número cuatro: Se ahogó en el mar de lágrimas de la primera.

Regla número cuatro de las Alicias: Aprende a nadar.

La historia no fue muy diferente con la número cinco, la cual, después de muchos intentos de llegar a la reina de la manera más pacifista posible, murió.

Regla número cinco de las Alicias: Ser tan suave como un postre de moras no va a servir de nada.

La siguiente Alicia llegó, aunque no le hicieron una recepción, pues ya estaban bastante decepcionados con las anteriores. El no hacerle caso no fue para nada una pérdida de tiempo.

Regla de las Alicias número seis: Por favor, usa el cerebro.

La llegada y la ida de las siguientes tres jóvenes no se hicieron esperar, ya incluso las plantas se encontraban con el tallo arqueado de la plena decepción, aunque la corte estaba complacida con las múltiples estúpidas que probablemente ni siquiera se llamaban “Alicia”, y que de alguna manera habían llegado al mundo de las profundidades.

Muerte por atacar un carta sin ningún arma. Siempre lleva un arma contigo. Asesinada brutalmente por los perros rastreadores con el signo rojo. Encuentra una manera de esconderte, no importa que tan tonto sea. Murió al igual que las otras ocho, pero mantuvo una sonrisa en el rostro mientras le rebanaban el cuello. Entrega tu corazón a la causa.

La decima había llegado pisando fuerte, pues de inmediato había armado un plan que involucraría a todos los seres bajo la dinastía de la reina roja. Se olía a leguas la gran valentía y la fuerza de voluntad que se agitaba furiosamente en el interior de su corazón.

Regla número diez de las Alicias: Destrúyelos antes de que te destruyan.