Parte Única

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El pequeño castaño levantó la cabeza ante la mención.
El grupo de niños alfa alrededor de Barnes estaba demasiado distraído para darse cuenta que Tony escuchaba absolutamente todo desde su asiento en la banca contraria.
Estaban planeando algo, y esta vez no era una estructurada travesura.
En dos días sería el cumpleaños de Steve.
Steve Rogers era el omega más bonito que a sus 11 cortos años había visto, le sonreía a todo el mundo con timidez y jamás peleaba con nadie. A cualquier lugar a donde el rubio iba lo seguía su mejor amigo James Barnes y el séquito de pequeños alfa conformado por Natasha Romanov, Sam Wilson, Margareth y Sharon Carter. Eran como las gomas de mascar del rubio, Tony jamás había tenido la oportunidad de estar lo suficientemente cerca de él para poder hablarle por más de dos minutos y eso lo hacía todo un reto.
Decidió que era su oportunidad. Buscaría el peluche más bonito para regalárselo y obtener un poco de su atención.
En una salida familiar al supermercado Tony vió su objetivo: Un triceratops muy tierno color azul, el favorito del omega rubio. Sin embargo no pudo comprarlo, sus padres no accedieron a quedarse por más tiempo pues estaban muy ocupados. Ante su insistencia (berrinche) su siempre confiable hermano mayor, Arno, prometió volver con él al dia siguiente para así obtener el peluche.
Cuando regresaron a la tienda, alguien más lo había comprado. Tony frunció su pequeño ceño y exigió poder comprarlo, a pesar de que la dependienta aseguraba que habían agotado, Arno intentó calmar la situación pidiendo que siquiera se aseguren. Para su buena suerte, cuando revisaron el almacén hallaron un último ejemplar, el cual Tony pagó con toda su última mesada totalmente contento.
Tenía el regalo listo, sólo quedaba entregárselo el día siguiente y podría ver esa sonrisa preciosa que tenía el de ojos azules. Con ayuda de Jarvis (y en completa discreción) envolvió en regalo en papel plateado y le puso un moño rojo. Guardó el presente en su mochila para que no se le olvidará y se durmió con ilusión.
Al día siguiente milagrosamente se despertó temprano, tomó su desayuno en silencio bajo la atenta mirada de su familia y de fue a sentar al auto de Howard con cuidado de no aplastar su mochila. Le dio un beso en la mejilla a su padre antes de entrar a la escuela.
Lo observó durante la clase, se notaba algo decaído mientras miraba a sus amigos, los cuales no le prestaban ni la mínima atención, eso pareció entristecerlo aún más. Devolvió su vista a la maestra, entregaría su obsequio en el receso. Así lo hizo, cuando todos salieron visualizó al rubio caminando por el patio, complemente solo. El pequeño omega se perdió entre los escalones del patio trasero y se quedó allí. Tony se acercó lentamente, sintiendo sus mejillas arder. Los grandes ojos azules un poco empañados lo miraron, el castaño le dio una sonrisa nerviosa.
Rápidamente sacó el paquete plateado de su mochila, se lo extendió con un "Feliz cumpleaños" y salió corriendo de los nervios que le dieron, se escondió tras una pared a espiar la reacción del omega.
Steve observó el lugar por donde el alfa desapareció, se colocó rojo hasta las orejas, ¡el alfa que le gustaba le dio un regalo! , su ánimo se levantó automáticamente, sonriendo con verdadera alegría. Quitó el papel con delicadeza, el peluche era precioso, lo abrazó aspirando el leve olor que Tony le había dejado. Estaba feliz, demasiado.
Abrazando su peluche se  levantó de las gradas y caminó hasta el comedor, sus amigos lo esperaban allí con un pastel y al verlo gritaron: ¡Sorpresa!. Su día no podía ir mejor, no soltó su peluche para nada. Aprentándolo con fuerza, salió del salón al terminar las clases con una sonrisa gigante.
Tony se demoró a propósito, guardando projilamente cada una de sus pertenencias. Aún estaba bastante avergonzado y nervioso por por fin haberse acercado a Steve, aunque estaba insatisfecho por no haber dicho nada más, aún así estaba alegre, y con esa misma emoción caminó hacia la salida donde visualizó a su hermano Arno escondiendo algo tras su espalda. Extrañado caminó hacia él.
—¿Hay algo que no me estás contando, Anthony?—preguntó. El castaño negó con la cabeza extrañado aún más. Por fin el chico descubrió lo que tenía en su espalda y Tony se quedó frio. Era el regalo de Steve.
—¿Te quitaron tu peluche verdad?, no te preocupes, te lo traje de vuelta— Arno sonrió satisfecho consigo mismo, no entendió la expresión de su hermano menor.
—Arno, no. Era un regalo para Steve—le arrebató el dinosaurio azul de las manos y buscó con la mirada al grupo de alfas alrededor de Steve, estaban a unas cuadras pero el pequeño alfa logró visualizar al omeguita rubio llorando desconsolado, y a sus amigos tratando de calmarlo—Arnooo—regañó, mirando a su hermano mayor con el ceño fruncido—discúlpate.
Cogió al chico de la mano y se acercó al grupo, los amigos de Steve lo miraron completamente furiosos. El rubio se secó la cara con las manos al verlos. Arno se quedó de pie frente a él, avergonzado, se agachó quedando a la altura del omega.
—Fue un error, lo siento mucho. Tony realmente quería darte ese regalo— el castaño puso el dinosaurio entre los brazos del ojiazul, el cual ya no lloraba más, si no que tenía una pequeña sonrisa. Asintió poniéndose de pie, le dejó un besito en la mejilla a Tony que lo dejó congelado y se despidió del chico más alto, alejándose de allí apretando su dinosaurio nuevamente.
Quien diría que Arno conoció ese día a su futuro cuñado, quien diría que Steve y Tony se mudaron juntos luego de terminar la universidad, se casaron unos meses después, y tuvieron unos mellizos preciosos.
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De mí para ti-Infantil Stony OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora