capitulo 23

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Aún estamos en busca del avión que se estrelló contra un acantilado, se estima que por el golpe no abra sobrevivientes pero estamos esperando respuesta ...

Observe esa pantalla donde pasaban las noticias que habíamos recibido la orden de preparar la guardia por si había algún sobreviviente del vuelo que se estrelló.

Pero el teléfono no sonó asique eso significaba que ni había sobrevivientes, me voy por algo de comer al buffet del hospital tomo  una manzana junto con una ensalada cesar y algo que lleve carne. Me siento a comer mientras cerraba los ojos por el cansancio. En breve llegará a mis vacaciones y sin duda me iría a una playa a descansar

- ¿hace mucho que no duermes?- escucho a Amelia a un costado. Abro los ojos y la miro

- 48 horas- le digo ella toma su spaghetti con albóndigas

- este hospital nos está matando- dice sarcásticamente

- es nuestro trabajo

- somos seres humanos no robots- dados quejándose sin importar lo que le indican- ¿cambiando el tema ... ¿has Sabido algo de Rebecca?

Yo solo asiento y espero a tragar antes de hablar

- si ... Ella se encuentra bien por el momento- le digo. Aún ella no sabía que se con Borja y creo que no se lo diría porque la conocía, haría un escándalo

- que bueno- dice feliz - ¿haz pensado en donde iremos en estas vacaciones?

Niego, siempre iba con Amelia porque era mi compañera de locuras y amaba descansar y estar con ella

- ¿una playa? - digo

- Quiero conocer las playas de Filipinas- Dice tomando un sorbo de su agua

- si .. no conozco, hoy en la noche me fijo los paquetes- le digo y ella siente

- mándame lo que encentres apenas termine mi turno voy a tu casa - me dice ella levantando sus cosas y se aleja para volver a trabajar.

Siento mi celular vibrar lo tomo sin fijarme quien llama y atiendo

- ¿diga.?-

- hola querida - escucho la voz de Iskander detrás de las líneas

- vaya la momia tiene mi numero- digo y escucho un gruñido-¿Que quieres lobo?

- primero no me llames momia no tienes la libertad de hacerlo - pongo los ojos en blanco porque la verdad ya me importaba un comino - segundo si te llamo es porque no quiero molestarte pero tienes un problema

-¿Que clase de problema? - digo mando el tenedor y moviendo aquella ensalada sin gusto

- uno de los lobos viejos vio por accidente a Reyna -

-Rebecca - lo interrumpo

- si bueno la humana esa- dice sin importancia- y quieren hablar contigo ... y conmigo- dice

-¿Contigo? - pregunto confundida

- me está metiendo en un problema grave ¿Lo sabes? - dice con un tono de enojado

- ¿y que quieres que te pida disculpas? No te hubieras metido - le contesto - escucha yo de a partir en adelante me encargaré tu quédate lejos de mí.

Finalizó la llamada, ¿Acaso quien se creía que podría resolver mis problemas? había aprendido que mejor defensa es a través de las palabras y con el tiempo supe defenderme y me consideró bastante inteligente cuando meditaba.

Firme mi ficha de salida para ir a una cafetería que se encuentra en un camino de casa, le mando un mensaje a Amelia que nos encontramos allí para organizar nuestro próximo viaje. Subo a mi auto mirando la parte trasera en busca de la pequeña tableta que dejó por las dudas, conduzco por las calles hasta llegar a mi lugar bajo

Entro a la pequeña cafetería sentándome en unas mesas individuales para dos mientras espero a mi loca amiga pido un café junto con la clave del wifi. Concentrada en mi tableta escucho la voz de Amelia

-¡Jamás adivinarías lo que acaba de pasarme! -

Amelia me rodeó y ocupó la silla de enfrente. Una sonrisa radiante le
iluminaba el semblante. Aquellos ojos azules emiten un fulgor fácilmente reconocible.

-Acabas de conocer al hombre de tu vida -contesté.

Ella soltó una carcajada y meneó la cabeza.

-Este es el definitivo, lo sé -musitó soñadora.

-Siempre es el definitivo -repliqué con ironía.

-Esta vez estoy segura. Espera a conocerlo, te va a encantar. ¡Me
mira de una forma que ...! Aún tengo el corazón en la boca.

Observe atentamente su fascinada expresión e intente sentir
curiosidad, no pensar, me fue imposible. Estaba demasiado habituada a sus repentinos y breves encandilamientos. A pesar de eso, fingí interés.

-¿Cuánto hace que lo conoces?

Miró el reloj. Esta vez fui yo quien soltó una carcajada.

-Tú y tus conquistas ...

-Al menos yo intento encontrar a mi media naranja y puedo
asegurar que, cuando eso suceda, no lo deje escapar. Hay gente que no
valora lo que tiene.- miro como me da el mensaje

- No quiero hablar de iskander- advierto en la voz una clara advertencia que, como siempre, ignoró.

-Siguen atormentándote, ¿verdad?

Era muy obvio que lo iba a ser por un largo tiempo hasta que tomo fuerzas solo para matarlo

- algo ... De igual forma comencemos con esto - le muestro la tablet mientras veíamos las promociones cuando solo nos faltaba reservar el hotel un mesero se acerca a nosotras y como de costumbre mi loca amiga ya se había olvidado del hombre de su vida

- ¿Le puedo ofrecer algo?

-Si. A ti, totalmente desnudo, encima de una bandeja y rodeado de
lechuga. Me gustan los platos decorados.

Solté una carcajada. El descaro de la respuesta había terminado por
mandar al diablo mi remilgo inicial. Finalmente me había acostumbrado a
sus pícaras maneras y, aunque alguna vez la sermoneaba, comprendí que
era imposible sentar esa cabezota alocada e impulsiva.

El asombro del camarero dio paso a una sonrisa. Inclinó la cabeza y
replicó:

-Como desees. Pero ese plato se sirve en privado. Solo tiene que
decirme cuándo y dónde lo quiere.
Amelia me guiñó un ojo.

-¿Qué tal esta noche? -El hombre asintió con una sonrisa luminosa.

-Salgo a las diez.

-Estupendo.

Fingí escandalizarme y repuse divertida:

-Creí que habías conocido al "definitivo" hombre de tu vida.

-Sí -contestó-, pero todavía no hemos formalizado nada. Así que
supongo que no le importará que me dé un capricho.
El joven rio complacido.

-¡Amelia!

-¿What? ¿Dijo algo incorrecto? -replica el mesero alejandose a otra mesa

-Olvídalo. Es inútil hacerte sentir un mínimo de pudor.

Frunció el ceño y arrugó la nariz.

-Sabes de sobra que nací sin eso. Creo que será mejor que nos
vayamos. -Se dirigió hacia el muchacho -: y tú, encanto, no
olvides la lechuga

Salimos de la cafetería luego de pagar lo mío y cada una aceptado ir por su lado ...

No pude huir del tirano +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora