— No entiendo por qué te despiertas tan tarde los fines de semana si te acuestas temprano – Dijo mamá abriendo las cortinas. Miré el reloj bizqueando.
— Son las 10:30… Tampoco es tan tarde – Murmuré sobre la almohada.
— Lo es cuando tienes a dos personas abajo esperando por ti – Dijo mirándome con reproche. Alcé la vista confundida.
— Voy a matar a Mechi – Gruñí…
— Ohh vamos Tini no seas grosera y apúrate que te espera con ese apuesto muchacho – Replicó mamá. Mi corazón dio un brinco ¿Apuesto muchacho? ¿Se refería a Jorge? Por supuesto que no, mamá conocía bien a Jorge, era nuestro vecino.
Entonces ese no podía ser otro más que Felipe, pensé que después de que rechacé su invitación al cine él no trataría más conmigo… Pero bueno después de todo esto era cosa de Mercedes si alguien podía hacer albergar esperanzas a Felipe esa era ella.
Lave mis dientes y mi rostro, pero decidí quedarme en pijama para desanimar si eso era posible a ambos...
— ¿Qué haces aquí? – Pregunté dirigiéndome a Mercedes pareciendo sorprendida y Felipe me miró como si yo fuese su regalo de navidad. “Maldición” pensé.
— Pues yo digo que vayamos a casa de Emily a practicar para la obra y luego vayamos por helado – Dijo Mercedes emocionada.
— ¡Oye! lo del helado fue mi idea – Dijo Felipe pero me miraba a mí, como informándome que no se había rendido, tal vez después de todo por primera vez Mechi no tenía nada que ver con la perseverancia del chico.
— Ahhh claro, suena bastante divertido… Pero como pueden ver a penas si me he levantado, tengo que bañarme, desayunar y arreglarme. Ustedes no pueden esperar todo ese tiempo – Dije haciéndolo sonar terrible.
— No veo cual es el problema – Dijo Mechi levantándome una ceja.
— Esperaremos – Dijo Felipe. Y yo estaba haciendo un pequeño berrinche en mi interior. Me forcé a sonreír.
— Espérenme aquí… Si necesitan algo Mechi sabrá donde conseguirlo – Dije sin borrar la falsa sonrisa de mi cara.
Cuando estaba saliendo de mi habitación choqué con papá.
— Abajo te buscan en la puerta de la cocina – Dijo papá mirándome ceñudo.
— ¿En la puerta de la cocina? – pregunté confundida.
— Si… Tu mamá dice que hoy estas muy solicitada – Comentó papá de nuevo.
— Esteee… Nop lo mismo de siempre Papa – Contesté rodando mis ojos. Iba a bajar las escaleras justo cuando volvió a hablar.
— Pensé que tú y ese chico… El vecino. Ya no eran amigos – Dijo papá. Lo miré sorprendida.
— ¿A qué viene la pregunta? – interrogué mirando su cara.
— Bueno… Es él quien te espera en la puerta de atrás – Soltó evaluando mi expresión, la cual traté de mantener estoica, pero creo que fracase cuando papá asintió y me dejó parada ahí como el cubito de hielo en el que me había convertido. ¿Qué estaba haciendo Jorge buscándome aquí? Pregunté con mis pensamientos dando vueltas.
Bajé y vi a Mechi escuchando música en la sala con Felipe…
— Vengo en un momento – Dije y sin darles tiempo de contestar pasé como un rayo a la cocina. Jorge estaba recostado al lado de la puerta de atrás. Le sonreí nerviosa pero él no me devolvió la sonrisa.
— Jorge… ¿Qué haces acá? – Pregunté en voz baja.
— ¿Te preocupa que nos vea Felipe? – Preguntó más alto que yo.
