Fue una vez cuando Minghao caminaba aburrido y sin ánimos por el campo donde él vivía.
Caminó horas y horas hasta que el sol estaba a unos pocos minutos de irse al otro lado del mundo.
Hasta que llegó al borde de una calle. Una calle que tenía vías de tren.
Se preguntó si hasta día de hoy pasará aquella señal de vida, se preguntó desde cuando estaba está ruta.
Entonces una pequeña carroza venía desde la izquierda, tenía colores vivos carmesí y mantequilla. Con focos de luces dorados que formaban ondas.
La carroza avanzo hasta que paró frente a él. Minghao se acercó curioso observando detalladamente el diseño de el metal.
ㅡ¡Buenas tardes!ㅡ un joven alto de cabello rubio bajó del vehículo.
Tenía zapatos brillantes de color azul, un sombrero extraño rojo, y un uniforme a rayas blancas y celestes.
ㅡBuenas tardesㅡ respondió de la misma manera.
Esa misma tarde, Minghao subió a la carroza, y no volvió a casa.