Un Minghao, algo cansado, caminaba por el camino de piedras que había hecho.
El bulto es su estómago era demasiado grande, pues ya habían sido cinco meses.
No podía esperar para el día que su hijo nazca.
Y estaba muy feliz de que Jun sea el padre de su hermosa criatura.
Largó un suspiró agotado cuando estuvo frente a las vías.
Acarició a su pequeño yangyang con una sonrisa.
El rechinado llegó y miró la carroza con emoción.
El vehículo llegó frente a Minghao y se detuvo.
El hombre que tanto amaba, bajó con una sonrisa gigante.
ㅡBuenas tardes, Hao y Yangㅡ
ㅡBuenas tardes, Junieㅡ