Capítulo 2

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Simplemente dejaría que la noche fluyera para confirmar mis sospechas. No entendía para nada lo que estaba pasando, pensé... «¿Qué hago aquí? ¿Cómo llegué aquí? ¿Esto será posible? ¿Es sólo un simple sueño?» Para mi sorpresa, lo único que podría responder mis preguntas era el mísero tiempo. Tampoco tenía el collar en mi pecho, se supone que siempre lo cargo conmigo. En fin, esperaba a mis primas, pues ellas venían a buscarme para ir a la fiesta, Allen y Camila. Los sucesos pasan tal cual. Tengo miedo y mi cuerpo está débil, pero mentiría si dijera que no me intriga saber qué pasa con todo este presente sin sentido.

Llegados a la fiesta. Era un salón hermético, amplio con una bola periférica que estaría ubicada en el centro del salón, una que otras luces de colores incandescente en los alrededores de los equipos de sonido. No falta nadie sin excepción, todos los hechos de la historia se están cumpliendo al pie de la letra. Puede que sea la única persona consciente de la mayoría de las cosas que se van a suceder esa noche, sería obvio, a no ser que hubiera otra persona envuelta en el mismo fenómeno que yo; por los momentos seguiré el compás de la melodía que me escribirá la historia. Es un hecho, que esta fue la noche que marcaría mi interés por ella, estoy seguro de ello, aunque todavía no la veo.

Me acerqué a dos hermanos que estaban en una pared, para no sentirme cohibido en la fiesta comenzamos a hablar. Uno era mayor que yo, Richard y su hermano menor, Patrick. Ya los conocía de antes así que fue muy oportuno tenerlos ahí, siempre lo dije y en el momento que giraría la cabeza, ya sé dónde estaba, ella miraba hacia otro lugar. Con su hermoso vestido negro y la mirada llena de misterios, uno detrás de otro.

—Entonces, ¿ya te fijaste alguien? —Me preguntó Richard.
—No, ¿y tú? —Respondí, seguía detallando los alrededores del salón, las luces estarían prendidas.
—Yo tengo novia, pero la única atractiva en mi opinión es ella, pero es el colmo, tiene una hija. —Exclamó Richard mientras esbozaba una sonrisa.
La observé, no era mi estilo. —Vaya, jajaja.

Realmente dejé de creer que era un sueño, quizás esto en cualquier momento podría acabar y todo volvería a la normalidad. Quizás podría simplemente despertar de un sueño y volver a aquella dolorosa realidad, no podía escapar de ella sin más. Todas las cosas tienen un por qué, y yo soy una persona bastante curiosa. Si buscas las respuestas, así sea por un pequeño interés, algo encontrarás.

Aproximadamente 30 minutos más tarde  apagarían las luces del salón y el encargado de colocar la música empieza con un par de hit's románticos. Era de esperarse, luego colocaría otro género y algunas canciones del momento pero que ninguno bailaría, todos esperaban el alcohol. Sin embargo, el que entregaron y el único que había por repartir, era un suave cóctel de frutas.

El hermano de la anfitriona pidió de una buena vez al encargado de colocar nuevamente canciones románticas, a ver si la gente se animaba a bailar y así fue. La mayoría de las personas comenzaron a moverse, los que sabían y no sabían bailar salían a la pista, de alguna manera alguien rompió el hielo para que todos los demás entraran sin miedo.

Pasada una hora, rodarían la canción que estaba esperando. Ella se encontraba sentada con las piernas cruzadas en una silla, en el centro del salón, tenía ambas manos encima de la pierna. Me acercaría lentamente hacia ella mirándola a los ojos y le ofrecí la mano para invitarla a bailar. Termina rechazándome la primera invitación con la típica excusa de la próxima canción. No me rendiría, esperaría no una si no varias canciones para volver a intentarlo, al final, aceptaría bailar conmigo.

Esa noche noche estrellada acompañada de una hermosa luna llena que se apreciaba por todo el cielo. Al principio manteníamos la distancia, somos un par de desconocidos que cuando mucho, conocemos el nombre del otro, porque así como para mí ella era un misterio, este pensamiento debía ser recíproco. A mitad de la canción di la iniciativa para acercarme, tanto así, que nuestros movimientos estaban certeramente al son de la música. Ya no sabíamos si bailábamos para la canción, o la música estaba siendo forzada a seguir nuestros pasos. Termina la canción y nos quedamos unos segundos viéndonos, yo vuelvo a mi lugar y ella también.

Sin razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora