Capítulo VI

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Se despiertan Herny y Jesús eran los primeros en despertarse algo muy raro

Jesús: a-ay
Herny: ¿qué pasa Jesús? —pregunta extrañado—
Jesús: me duelen muchísimo las caderas.
Herny: hombre, a ver pues no me extraña, pero tampoco te voy a llevar a la silla de la reina por la escalera porque nos vamos a matar.
Jesús: oye, que me duelen las caderas por tu culpa.
Herny: es que eres demasiado irresistible jeje.
Jesús: —se sienta en las rodillas de Herny— pues si yo no puedo moverme tampoco dejaré que tú te muevas.
Herny: bueno, pues no nos movemos nunca, nos quedamos de okupas en casa de Lexosi.
Jesús: yo con tal de estar contigo como si estoy en el Polo Norte.
Herny: bueno, al menos en el Polo Norte nos daríamos calor.
Jesús: ¿vamos a desayunar?
Herny: si puedes moverte.
Jesús: creo que si puedo pero que conste que me siguen doliendo las caderas.
Herny: vamos a desayunar anda, y después salimos a pasear o algo.
Jesús: claro, pero ¿salimos con Arsilex y Lexosi?
Herny: sí, si quieres claro.
Jesús: vale.

Desayunaron y después salieron a dar un paseo con Lexosi y Arsilex. Mientras paseaban vieron un coche que se dirigía hacia ellos a mucha velocidad Arsilex y Lexosi sólo pudieron gritar ¡cuidado! justo cuando el coche atropello a Jesús.

Herny: ¡Jesús! —gritó con lágrimas brotando de sus ojos—
Lexosi: Arsilex, llama a la ambulancia —dijo todavía en shock—
Arsilex: S-si —murmuraba sollozando mientras agarraba el móvil—



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