-Jimin, no estés asustado, no pasará nada, te lo prometo-. Dijo Seungri por décima vez, ya estaba cansada de ese caminar de un lado para otro, y diciendo cosas un poco exageradas.
-Pero..¿Y si quieren matarme?, ¿Violarme?, ¿¡VENDERME!?-Dijo el omega ya descontrolado en su lugar, el no quería casarse, menos ahora, y no con aquel lind- digo horrible hombre.
-Jimin, eso no pasará, tenlo por seguro, confía en mi ¿Si?-. La beta agarró las sábanas que había dejado y se despidió de su Príncipe, no si antes decirle buena suerte.
Jimin se giró y se fue donde estaba el lindo espejo, echo con orillas de oro, con unos diseños muy definidos y hermosos, Jimin decía que hasta eso opacaba su hermosura.
-Espejito espejito, necesito que digas mi futuro...-. El espejo brillo en respuesta, Jimin no pudo estar más que alegre, era la segunda vez en años que su espejo le respondía, la primera fue cuando aún su madre estaba viva y le enseñará como usarlo.
-Dime mi Príncipe-. Una voz tan hermosa aterciopelada le contestó, Jimin sonrió, aunque odiaba que le dijeran Príncipe, a el le gustaba más Jimin, para el no era el príncipe de ese lugar.
-Dime lo que me pasara después de que me casé, no quiero morir..- El espejo lanzó un suspiro muy fuerte, haciendo asustar al omega, este le miro suplicante.
-No puedo decir, mi Príncipe, mi perdón por eso, lo tengo prohibido hasta ahora...-. Jimin le miro extraño, eso no era lo que esperaba, su madre le dijo que el espejo respondería todo lo que el preguntara, pero vaya que su madre se equivocó.
-Bien, gracias de todas formas mi querida-. Dijo jimin levantándose de donde estaba, la puerta sonó en ese preciso instante y un llamado se escuchó detrás de está.
-Omega, su futuro novio lo espera-. Odiaba que le dijeran Omega, sólo porque nació en noche llena y también por otras razones, muchos decían que los alfas, omegas e betas que nacían en noche buena, eran de raza pura, hermosos, sumisos y elegantes, pero Jimin no creía que fuera hermoso.
El omega salió de la habitación, con la cabeza gacha como le enseñó su madre en ese entonces, pasó su mano por debajo del brazo de su padre.
-¿Nevioso hijo?, tranquilo, el es una buena persona, confía en mi-. "Confía en mi", esa palabra era más falsa que la sirvienta de ayuda en la casa, ni siquiera el confiaba en él, nadie creía en el, sus palabras sólo tiraban veneno y pudor a las personas, y el era una de esas víctimas.
Llegando al altar, Jimin aún no levantaba la cabeza, sólo hasta que su "esposo" le dijese que la levantará, otra de las normas de las miles que hay en Seúl, el odiaba esa regla.
-Levanta la cabeza, mi amado-. Soltó sin pizca de piedad en su voz, el corazón de Jimin se contrajo y sus ojos se nublaron de agua, no podía respirar bien, el sólo hizo caso omiso al chico delante de él, no quería meterse en problemas, ¿Ó sí?.
-Bueno, empezando con la ceremonia de estos dos enamorados, les pido que guarden silencio para seguir hasta el final de esta bella union-. Jimin suspiro, miro a los ojos del tipo delante de él, sus ojos eran color café, su nariz grande pero elegante, su mandíbula perfilada, miro su sonrisa, era parecida a un conejo, una mano paso por su brazo, ese sólo instinto quito todos sus lindos deseos que le tuvo en algún momento a aquel chico, Jimin no escuchaba lo que decía el Papa, el sólo pensaba en como será su final en este lindo e perfecto mundo.
-Antes de que estos dos jóvenes tengan una vida llena de paz y armonía ante los ojos de la diosa Luna, ¿Hay alguien que quiera interponer en esta relación? Que hable ahora-. Las personas se quedaron calladas, el de pelo amarillo miraba con terror a su depredador, trago con fuerza la poca saliba que tenía en su boca, estaba muy joven para morir.
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-ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴄᴀʀᴛᴀs- [Y.M]
Fanfiction-¡Hyung! N-no por favor, no nos dejes...-. Jimin gritaba tan fuerte, su lobo por dentro estaba tan inquieto aullando por su otra mitad, su YoonGi no podría dejarlos, no ahora, no en ese preciso momento. -J-Jimin, e-estare bien, no llores ¿sí?-. Las...