Suspiro de amor.

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—. La canción fue cantada.—dijo Barbosa al capitán de Singapur

Todos los apuntaban con armas, e incluso los amenazaban a muerte.

—. Así que confiesas que vienes por las cartas...—dijo Sao Feng—. Para viajar al otro mundo...

—. Necesitamos a Jack, 8 de las 9 piezas—continuo Barbosa—. No dejó nada a nadie al morir.

—. Jack Sparrow...—murmuró el hombre de Singapur

Este mismo se giró, temblando de feuria.

—. Si regreso a Jack, ¡Sería para volverlo a matar!—exclamó

—. Necesitamos una nave—pidio Will

—¡Tu cállate!—gritó enfurecido Sao Feng—. Los acepto en mi lugar, y traicionan mi hospitalidad ... —en eso se acercó a un hombre—¿No les molestará si asesino a este, o si?

Elizabeth y Barbosa miraron al chico, ni de lejos lo hubieran reconocido.

—¡Matalo, ni si quiera se quién es!—respondió Barbosa

—. Entonces... Si ese hombre no es nuestro y tampoco de ustedes...—murmuró Will a lo que Sao Feng lo observo

Justo cuando iba a decir algo, entro la marina. Azotando y matando. No distancia mucho de ser incluso ellos mismos piratas.

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La tía Dalma se encontraba cerca del río, oculta entre las sombras de la oscuridad, tan pronto como escuchó el alboroto, inicio su plan. Entonces, escuchó un ligero canto, apenas y era audible.

La niebla que era gris sobre el agua,  se fue transformando poco a poco en un color tuequesa. Una sonrisa se formó en los labios de Dalma.

—. Así que ya estás cerca—dijo con una risa misteriosa.

Los fuegos artificiales, las luces y explosiones por aquí y por allá. El plan no salió como se esperaba, así que improvisaron, gracias a alguien que no fue invitado.

Will, quien había logrado sacarse con ayuda de Elizabeth se encontró frente a frente, con el asesino del padre de la rubia.

—¿Serías capaz de traicionar a Barbosa?—dijo el hombre—¿Incluso al mismo Jack Sparrow?

—¿Trato?—dijo Will con cierta insistencia

El hombre asintió, los dos se separaron, la vida, por otra vida inmortal,

—. Por cierto, joven Turner—el chico se volteo para mirar al hombre—. La chica, de cabello rojo, ¿Dónde está?

—¿Ella acaso forma parte del trato?—dijo con cierto recelo—. La chica es mía. No sé atreva si quiera a tocarla.

Dicho esto, Will se dió vuelta y se fue, una explosión hizo que el hombre siguiera su camino. Al llegar al barco, Barbosa tenía las cartas de navegación, la nave y una buena tripulación.

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—. Sao Feng perdió su guarida—le informo Elizabeth a Dalma—¿Cree que... Asista?

Dalma miraba fijamente el mar oscuro, entonces, en un suspiro respondió.

—. Hay un mal en estás aguas, que los mismos marineros temen a enfrentarlo...

—¿Por qué el Kraken no atacó cuando estaba _________?—insistio Elizabeth

—. Porque ella, no era su objetivo—dijo sin más

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—¡Capitán! ¡Han tomado el Holandés!—aviso el hombre con cara de pez globo a Davy Jones

Davy Jones lo supo, sabía porque aquellos hombres estaban llenos de confianza en atacar. Tenían su corazón.

—¡Alejen esa cosa infernal de aquí! ¡Vayanse!—ordenó el capitán del Holandés al ver el cofre donde estaba su corazón

—¡Oh...! Lamento decirlo, pero estará aquí—dijo Beckett abriéndose paso entre todos

Humanos e inhumanos frente a frente ...

—. Prefiero cuestionar a mis prisioneros aún con vida ...—susurró Beckett con cierta ironía

—. La nave hace lo que el capitán, comanda—respondió Jones

—¡Entonces su capitán será comandado!—exclamo Beckett

Su corazón estaba al filo de la muerte, Jones, estaba dependiendo de un hilo, siguiendo las órdenes de otro humano.

—. Quiero a la chica, _________, hija de Andrew, ¿Te suena, Jones?

—¡Baaah! Esa mujer debe estar hasta lo más profundo del oseano—respondió Davy

—¿... Y Elizabeth?—dijo entre dientes

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El mar parecía un espejo lleno de estrellas, Elizabeth se abrazaba a una cobija que apenas y guardaba algo de calor. Ir a los dominios de Jones, excelente.

—¿Por qué esa bruja no simplemente regreso de la muerte a Jack como lo hizo con Barbosa?—se quejo un marinero

—¡Por qué Jack se encuentra en los dominios de Jones, en cuerpo y alma! ¡Un triste final para un miserable!—contesto Dalma

—¿... Luz verde?—susurró Will al tratar de entender las cartas

—¡Maestre Gibbs!—le llamo Barbosa—¿Acaso usted a visto una luz verde?

—. Muy pocos las ven, otros jamás las ven, pero, quien las ve es porque dicen que un muerto ...—fue interrumpido por otro

—. Ah regresado de la muerte—termino otro

—. Joven Turner, el problema no es ir al abismo, el problema es volver—dijo con entusiasmo Barbosa

El pirata que se enamoró del mar (Jack Sparrow y tu) (+12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora