Se acercó a mi con cautela, como cuando un cazador se acerca a una presa malherida, la diferencia es que yo no estaba asustada y él ni siquiera lo notaba. No me conocía tan bien como ambos creíamos. Cuando estuvo enfrente mía, me observó a los ojos fijamente y tuve que apartar la mirada, era demasiado intimidamente.
-No tienes porque temer-susurró, causando un escalofrío en mi cuerpo-jamás te haría daño
No dije nada, sabía que eso no era cierto, que volvería a hacerme daño, que ya me lo había causado, pero al parecer a mi cuerpo le daba igual, ya que era él quien mandaba, y volví a mirarle.
-Eso es, pequeña, me gusta mirarte, tienes unos ojos preciosos-sonrió un poco y comenzó a acariciarme la mejilla
Mi cuerpo se estremeció todavía más, quería irme de allí, él me había hecho daño y no quería que volviese a hacerlo. Y justo cuando iba a decirle algo, sus labios se unieron a los míos.
Desperté. Ese sueño había sido escalofriante. No me mal interpretéis, Harry siempre me ha atraído, es guapo, sexy y tiene una sonrisa de infarto, pero ahora mismo estaba enfadada con él, me había hecho sufrir de nuevo y me había mentido, ¿cómo podía tener un sueño así con alguien al que no podía ni mirar a la cara?
Me levanté de la cama y miré el reloj, aún era muy temprano, apenas las seis y media, pero sabía que no iba a poder dormir de nuevo, no después de ese sueño. Me puse las zapatillas y salí de la habitación camino al baño sin hacer ruido, una ducha me sentaría bien. Al acabar la ducha, me vestí con unos vaqueros negros y un jersey granate y baje a la cocina. La casa seguía en completo silencio. Me preparé un chocolate caliente y me senté en un pequeño sofá cerca de la ventana.
Pensé en la llamada de ayer de mi hermano, en las palabras de Harry días antes diciéndome que si no me decían la verdad lo averiguaríamos, pensé en los chicos, que me dijeron que durante esa semana Harry no les dijo nada de aquel tema, pensé en Anne, que debería de estar pasándolo mal al ver la tensión que había entre su hijo y yo. Suspire y le di un trago al chocolate. No creo a Tom capaz de mentirme, pero tampoco a Harry, aunque jamas lo creí capaz de lo otro y al final paso lo que paso, y encima su comportamiento de los últimos días no ayudaban.