Me tiembla la mano que sostiene este cuaderno. Un texto deplorable sin dudas. La falta de expresión es impresionante.
¡Desarme de esquemas! Destruir con la corriente de lo que se está escribiendo es divertido en ocasiones.
Controlo el pulso, bastante agitado. La mano izquierda se une al compás de la derecha en un baile perfecto disputando el trono a la innegable reina del temblor.
Lentamente recorre mi antebrazo el camino de hormigas que invadió mi mano derecha hace un momento. Decido recostarme.
Se dificulta la escritura en esta posición, sumado por supuesto al temblor atribuido a la mano izquierda en el día de hoy.
Veo una mosca posada en mi mano derecha. La muy estúpida se metió sola en su tumba. Mis reflejos son muy rápidos, tan solo un golpe bastará.
Le atesté, lo sé, fui más rápido que ella. Algo ocurre: veo la mosca en el mismo lugar. Mi mano nunca se movió.
Es curioso. La mosca se levanta suavemente como si poco le importara mi presencia y se va a quien sabe donde pueda detenerse en la mano derecha de alguien más.
El temblor va desapareciendo. Decido levantarme y caminar un poco. La heladera se encuentra a cinco metros de mi. Avanzo y efectivamente ahí está. Retiro la botella de agua de su reposo momentáneo. Bebo tres sorbos en aproximadamente veinte segundos cronometrados. Cierro la botella y la dejo en la bandeja de la puerta.
Me voy a recostar nuevamente. El dolor de cabeza va en aumento gradualmente ¿dónde dejé el texto? Lo llevaba conmigo lo juro.
¡Ahí está! Encima de la cama que está bien tendida justo como la dejé por la mañana. Un momento. Hace un instante estaba recostado en ella ¿o no? El dolor de cabeza es incesante ¿qué escribía? Que sentido del equilibrio tan malo tengo. Me caigo y justo antes de que toque el suelo, todo oscuro.
Abro los ojos. Miro a los lados, la casa completamente vacía. La mosca en mi mano derecha que tiembla mientras sostiene este cuaderno. Un texto deplorable sin dudas. La falta de expresión es impresionante.
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Psico hiperbólico
FantasyVarias historias juntas que hacen un todo y nada a la vez, puedes leerlas o desecharlas, odiarlas y amarlas a la vez. No me puedes juzgar por mis aciertos, debes hacerlo por mis errores, que no son muchos.