Capitulo 14

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Travis abrió los ojos y se encontró nuevamente en el sanatorio, se levantó sobresaltado; casi podía escuchar los ruidos de las sirenas retumbando en su cabeza. Se hallaba en el vestíbulo, tumbado sobre un sofá viejo. Travis observo a su alrededor y al asegurarse de que no hubiera ningún monstro, se recostó nuevamente.

¿Que ha sido todo eso? - se preguntó Travis.

En este sanatorio murió mi madre... se suicidó. Y mi padre... ¿cómo no lo recordé? ¿Cómo pude olvidarme de este sitio? fui yo el niño que se coló en el sanatorio, recuerdo que se encontraba en esa habitación y que trate de llegar hasta allá, pero me encontraron antes de que pudiera hacerlo... pero mi padre... él me dijo que ella había muerto, por eso quería verla; quería saber si se encontraba realmente muerta.

Pero todos esos reportes... ¿mi madre trato de asesinarme? ¿Por eso la trajeron aquí? no puedo recordarlo. De hecho no recuerdo casi nada acerca de ella... tan solo... que estaba encerrada... y yo estaba muy triste porque no la podía ver.

Helen Grady... mi pobre madre... ¿cuánto tiempo paso aquí? y mi padre... recuerdo que sufría mucho. Siempre estaba hablando de ella. Pero ella nunca estaba... mi padre... el también...

Los recuerdos de Travis eran demasiado confusos, recordaba apenas a su madre y tan solo un poco a su padre.

Luego de descansar y reflexionar unos minutos sobre el sofá, se levantó muy confundido y sin saber a dónde ir. Camino lentamente hacia la salida del sanatorio, no quería estar más allí. Sin embargo, no sabía qué hacer. Volver a su camión sería lo mejor, pero la niña ¿qué pasaría con la niña?

Todo el asunto de Alessa y su madre no hacían más que complicarlo todo. Alguien estaba jugando con su mente, alguien sabia su historia y se estaba divirtiendo mucho con su tristeza. Ya no estaba muy seguro de la inocencia de la niñita.

Se dirigió a la salida del sanatorio y justo antes de salir, en una mesa; un resplandor dorado le llamo la atención. Eran unas llaves marcadas con la etiqueta, almacén de maderas. También había un boleto dorado para entrar a un espectáculo. Travis observo los objetos y comprendió su significado. Alguien... tal vez la misma persona que había colocado las notas, le había dejado el boleto y las llaves para indicarle su próximo destino.

Al llegar a la puerta el resplandor de la luz del día ilumino su cuerpo, apago su linterna y antes de salir, recordó las extrañas piezas piramidales. Busco en sus bolsillos y encontró los dos extraños objetos. Eran dos pequeñas pirámides de color ocre, y tenían figuras extrañas en tres de sus cuatro caras, en la cuarta cara tenían una muesca en forma de círculo, era como si fueran piezas de un rompecabezas y encajaran en algún lado. Los símbolos extraños eran similares a los que había visto por todo el pueblo. Sin embargo, aunque los observo por un buen tiempo no les encontró ningún sentido lógico.

Guardo nuevamente las piezas en su bolsillo e hizo un repaso de todos los objetos que llevaba con sigo. Tenía la pistola sin balas en uno de los bolsillos del chaleco, no había podido usarla aun por falta de balas; pero la llevaba aun porque parecía en buen estado y podía serle útil en algún momento, incluso podría usarla luego en sus ratos libres porque era una buena arma. En su espalda atada con un cordel llevaba la escopeta que también se encontraba sin munición. Atravesada en su cinturón y como primer recurso llevaba la macana la cual había sido su arma principal casi todo el camino. En otro bolsillo de su chaleco llevaba un amasijo de papeles, que con el pasar de su recorrido por el pueblo había crecido bastante y ya parecía un pequeño periódico. Luego de ordenar todo cuidadosamente, reviso el mapa del pueblo.

Silent Hill [Los Origenes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora