1. Voy a quitarte la ropa.

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Volví a girar en la cama. Me había bajado la menstruación y me encontraba tan hinchada que aún no lograba encontrar la postura perfecta para estar cómoda. Miré hacía el gran ventanal y suspiré. El día estaba perfecto, llovía y la temperatura bajaba cada vez más. Justo en ese momento sentí envidia de Sebastian.

El sonido de la puerta abriéndose y las bolsas, lograron captar mi atención, por lo que intenté levantarme de la cama. Pero el dolor en mi bajo vientre me hizo volver atrás.

- ¡Ya llegué! - Gritó Seb desde la cocina. Quise contestarle, pero el dolor que sentía no me dejó emitir ningún sonido. Me hice bolita en la cama, intentando abrazarme a mi misma.

- Nena - Me llamó - ¿Sigues en la cama? - Sebastian cerró la puerta detrás de él y se sentó a mi lado mientras acariciaba mi cabeza. Cerré los ojos antes su tacto.

- ¿Te duele mucho? - Preguntó susurrando. Abrí los ojos y centré mi mirada en sus brillantes ojos azules.

- Si... - Susurré - Abrázame - Dije extendiendo mis brazos en su dirección.

No dudó ni un segundo, y se quitó sus zapatos dejándolos a un lado. Se acostó detrás de mi, dejando su brazo derecho debajo de mi cuello y su mano izquierda en mi vientre mientras daba pequeñas caricias. Pegué mi espalda a su pecho, y suspiré con tranquilidad.

Después de un rato, Sebastian levantó su cabeza y besó mi mejilla.

- Cielo - Dijo mientras dejaba otro beso detrás de mi oreja - Voy a prepararte la bañera.

Poco a poco se despegó de mi con cuidado y dándome una última mirada, entró en el cuarto de baño.
Un par de minutos después de escuchar como se movía de allá para acá, me dispuse a levantarme de la cama. Apoyé mi brazo en la almohada y un par de gruñidos después, ya estaba sentada en la cama. Bajé mis piernas con cuidado, intentando tocar el suelo. Abracé mi estómago e intenté ponerme de pie, pero antes de que yo pudiese hacerlo, ya tenía a Sebastian a mi lado colocando un brazo en mi espalda y el otro detrás de mis rodillas.

- Nena - Regañó - Sabes que no es bueno que camines descalza - Dijo, y seguidamente me levantó. Caminó despacio hacia el cuarto de baño y una vez allí, me dejó de pie encima de la alfombrilla.

- Voy a quitarte la ropa - Rápidamente le miré - Te prometo que lo haré con cuidado - Asentí y levanté mis brazos para que pudiera quitarme la camiseta.

Últimamente tenía unos dolores muy fuertes con la menstruación. Casi no podía ni moverme, y eso me estaba dificultando mucho las cosas. Siempre he sabido cuidar de mi misma, pero esta situación me dejaba muy débil y con el mínimo movimiento ya quería gritar.

Cogió el dobladillo de la camiseta y la subió lentamente, dejando un beso en mis labios cuando la quitó. Colocó sus manos en mis caderas, y se puso de rodillas delante de mi. Volvió a dejar otro casto beso, pero esta vez en mi estómago. Poco a poco bajó mi pantalón corto, dejándolo en el suelo. Agarró mis bragas dispuesto a quitarlas, pero lo detuve. No quería que viese la compresa.

Levantó su cabeza, mirándome. Negué, provocando que se levantara. Sus manos ahuecaron mis mejillas y yo le miré suplicante.

- Nena, no tienes que sentir vergüenza - Susurró cerca de mis labios.

- Pero sabes que...

- Lo sé y me da igual - Me interrumpió - Déjame cuidarte - Volvió a susurrar, dando un beso en mi frente.

Le miré y coloqué mi cabeza en su pecho, abrazándole. Apoyó su barbilla en mi cabeza y enredó sus brazos alrededor de mi.

Llevábamos juntos tres años, y Sebastian seguía siendo el chico cariñoso y atento de la primera vez. Nos habíamos conocido gracias a mi tío Robert, ya que ellos trabajaban juntos para Marvel.

One Shots                                          Sebastian Stan - Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora