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-¡Pedazo de escoria!¡Basura!¡Eres un traidor desgraciado!

Grito y le suelto un gancho derecho que termina por derrumbarlo. John me lanza una mirada furiosa desde el suelo. Se que no lo entiendes, pero estoy salvando tu vida amigo.

Unas horas después de haber dejado el planeta helado, justo antes de llegar a la base, John decidió jugar al héroe y liberar a Owaga y otros tantos niños y prisioneros políticos. Desafortunadamente su estúpido plan de escape improvisado fue descubierto y solo alcanzó a llegar hasta el planeta J56 antes de ser capturado.

Cuando decido que ya es suficiente me aparto y dejo a John tirado e inconsciente. Lo golpée en la cara y en zonas donde la sangre sale escandalosamente para que se vea peor de lo que está. También me aseguré de no romper ningún hueso ni nada importante.

El resto del escuadrón sigue en formación, han aprendido a temerme. Los entiendo, yo también lo hago.

-Saquen esta basura de mi vista - Ordeno a dos soldados.-Y el resto de ustedes, empaquen, salimos del planeta a las 900. Digo antes de salir de la celda.

Antes de que el soldado termine de cerrar la puerta le doy una última mirada a John, que me mira con el mismo odio que Owaga. Lo siento amigo.

A la mañana siguiente me despierto y me dirijo al módulo de mando con un nudo en el estómago. Me citaron en veinte minutos.

Desde el día en que la NASA me capturó, no he encontrado un solo momento en el que no haya alguien viendo, escuchando, espiando. Se que cualquier error puede ser mi fin, así que he sido en extremo cuidadoso de jamás mostrar lo que pienso. Hasta ahora había sido muy bueno en ello, soy el teniente más joven que haya habido en la NASA. El problema es que Watson también se ha creído el acto y cada vez hace cosas más estúpidas para mostrar que no está de acuerdo con lo que hacemos. Ya había intercedido varias veces por él e incluso logré que lo promovieran, pero lo de ayer fue la gota que derramó el vaso.

Entro al módulo de mando con paso firme. El Coronel Korst, el Mayor Ubach, y un puñado de otros oficiales de alto rango se voltean a verme con seriedad en cuanto entro a la carpa. Unos minutos después veo como un par de cabos escoltan a John hasta una silla. Justo como planee, tiene todo el rosto hinchado, y el uniforme salpicado de sangre.

Le lanzo la mirada más iracunda que puedo y le escupo cuando pasa enfrente de mí. Ante todos, yo le entregué mi confianza y él me traicionó.

Todos toman asiento y el juicio, si puede llamarse de ese modo, comienza.

Decir que el alto mando está furioso es poco. No puedo creer que haya sido tan imprudente. Años de aguantar tanto para que John venga y destruya todo. Estaba ganando su confianza, iba a infiltrarme hasta el nivel más alto, pero no.

Hace menos de un mes, John intentó sabotear una misión. Convencí al alto mando de que fue un errror y no un intento de sabotaje deliberado y lo dejaron pasar. Me hice responsable de él y como siempre, me impusieron un castigo físico. No era la primera vez.

Ahora no hay forma de defenderlo, lo único que puedo hacer es evitar que me condenen y prolongar su vida lo suficiente. Para ello debe parecer que lo odio.

Cuando llega mi turno de hablar, en lugar de justificar sus acciones, como acostumbro hacer, lo declaro un traidor y hago mi mejor actuación de teniente encolerizado. Después de un corto juicio de no más de quince minutos se programa su ejecución dentro de tres horas y se lo llevan.

Después es mi turno. A pesar de haber mostrado lealtad absoluta todos estos años, yo me puse en la linea por él, así que habrá consecuencias.

Tras deliberar un rato me perdonan la vida, pero me escoltan a una celda donde me dan un escarmiento. La golpiza de tu vida querrás decir.

Un par de soldados me atan a un poste que se alza en medio de la habitacion y me aseguran los pies para que no intente nada. Cuando veo que el mayor Ubach entra por la puerta y saca un inhibidor satelital de su bolsillo, se que esta golpiza no será como las otras. Esos aparatos sirven para desactivar las cámaras y micrófonos de alrededor y solo se usan cuando se llevan a cabo ejecuciones extra oficiales. Estoy muerto.

Me golpean sin piedad. Cuando mi visón se nubla y siento que mis piernas dejan de responder me liberan y caigo al suelo con un golpe sordo, pero solo pasan unos instantes antes de que me comienzen a patear en el suelo. Mis costillas, mis piernas, brazos e incluso en la cabeza siento el dolor de los impactos. Lucho por permanecer conciente.

Apenas estoy consciente cuando atan mis manos en el poste y me colocan de rodillas, con mi espalda hacia ellos. Escucho la risa de Ubach justo antes del primer latigazo. Siento como todas mis terminaciones nerviosas se activan y de pronto la adrenalina se me sube al máximo.

Lanzo un grito que quema mi garganta.

Mi cerebro me dice que el látigo debe contener alguna especie de estimulante eléctrónico porque el dolor que produce va más allá de lo que esperaba.

Finalmente mis gritos cesan y me desplomo contra el poste. No puedo más.

Ubach se acerca y se pone en cuclillas para quedar frente a mi rostro.

-El soldado Watson liberó a 34 prisioneros. -Espeta

-Lo castigué frente al resto del escuadrón - Digo trabajosamente. -No sabía que era un traidor.

-Lo estuviste cubriendo por años. Debiste haberlo sospechado.

-No fue así, no lo sabía. -Afirmo y escupo la sangre que se acumula en mi boca en el suelo, donde se mezcla con el resto de mi sangre.

Ubach me ve a los ojos con una intensidad intimidante. Yo le sostengo la mirada. Tiene que creerme, no puedo morir aquí. Pasan los segundos y ninguno cede. Hasta que comienza a reírse.

Se pone de pie y el resto de soldados en la habitación, se le unen temerosos. Yo lo veo desde mi posición confundido.

-Sherlock, eres pésimo desifrando las intenciones de las personas. Te advertimos que Watson era un traidor y caíste en sus redes. Desde ahora en adelante nosotros nos encargaremos de asignarte a tus subordinados.

Se lo creyeron. Suspiro aliviado.

- Puede que tu lealtad a la NASA sea completa, pero no eres muy brillante. -Continúa burlándose.

Si tan solo supieras.

Vuelve a sacar el inhibidor y presiona un par de botones.

-Las cámaras se activarán de nuevo en media hora. Tienes hasta entonces para componerte. Después de eso arréglate. Debes estar presentable para la ejecución de Watson.

Se da la vuelta y regresa a la base. Siento mi piel en carne viva pero no me permito llorar. Debo conseguir ese inhibidor, y el tiempo corre.

Tal vez no pude salvar a Shirly, pero voy salvar a John. Es una promesa.

N/A: Hola!!!!!

Espero les haya gustado el capítulo!

Honestamente batallé mucho con esta parte, no sabía bien cómo abordar este tema, pero lo logré y al final me encantó como quedó. Ahora conocen un poco más sobre por qué Sherlock actúa de ese modo y conocieron al Sargento Ubach, o según mi hermano, al sargento Manzanach, jajaja, pero si es un apellido real, lo prometo.

Porfavor dejen su votos y nos vemos en el siguiente capítulo. Ya vamos a la mitad de la historia, que emoción!

Thali :D

RefracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora