Me quedo dormida, como de costumbre.
He vuelto a tener pesadillas, golpeo el atrapa sueños que me compre en la feria, no sirve para nada.
Tomo una ducha rápida y me visto con lo primero que pillo, total, en cuanto llegue al cuartel me cambiare de ropa.
Me peino con una coleta alta, no tengo tiempo para pintarme demasiado, pero sí que me hecho algo se maquillaje para tapar mis horribles ojeras.
Bebo un vaso de leche fría y salgo disparada hacia el cuartel, sin tan siquiera despedirme de Silvestre, mi negro y gordo gato.Conduzco por el mismo trayecto de mi casa al trabajo, pasando por esa calle que tantos recuerdo me trae, su calle.
Semáforo en ámbar, piso el acelerador por inercia.
Hey, Irene, eres poli, conduce debidamente.
Freno de golpe.
Semáforo rojo.
Observo a los peatones cruzar el paso cebra, recordando lo que vi la semana pasada o lo que creí ver.
¿Seria él realmente? Se parecía mucho, pero estaba tan cambiado… pensar en ello me produce jaquecas.
Semáforo en verde, arranco.
Llego al cuartel, no queda muy lejos de mi casa, lo cual es lo bueno de vivir en una pequeña ciudad, nada queda lejos.
Aparco en el parking reservado para los trabajadores.
Voy a vestuarios y me pongo el uniforme al completo.
Busco a mi compañero, Blanco, Daniel Blanco, quién antiguamente fue compañero de mi padre y a quien considero mi tío.
Me cuesta localizarlo, al final lo encuentro saliendo de la sala de interrogatorios.
-Buenos días.- lo saludo. Parece sorprenderse cuando me ve, no entiendo porque.- ¿Qué tenemos hoy?
-Eh… Salgamos a patrullar la ciudad.- ¿Nosotros? De eso se suelen encargar Núñez y Suso.
-¿Qué ha pasado con el hippie? -pregunta Eduardo Suso acercándose a nosotros con dos cafés.
-¿Qué hippie? – le pregunto.
-Uno que estaba con El Greñas está mañana – Conozco a “El Greñas”, alias Joao Bilbao de toda la vida, iba conmigo al instituto, antes de convertirse en el mayor yonqui de la ciudad, además de un camello de segunda. – No llevaba más que un gramo de Marihuana, pero al pedirle los datos hemos comprobado que está repleto de antecedentes, tráfico de drogas, posesión ilegal de armas…
-Me lo pido.- anuncio dispuesta a despellejarle.
Decidida me dispongo a entrar a la sala de interrogatorios.
-No, Irene.- me llama Blanco.
Demasiado tarde, ya estoy entrando.
Me extraña encontrarme con mi sargento en el interior de la sala, él no suele encargarse de estas pequeñeces.
Se vuelve hacia a mi cuando cierro la puerta.
-Vega, buenos días.
-Buenos días, señor. ¿Qué tenemos?- se frota las manos antes de contestarme.
-Podría tratarse de un traficante normal, pero figura en la lista de los hombre de confianza de El Caleño – “El Caleño”, alias Rodrigo Bolaños, es nada más y nada menos que el mayor y más poderoso delincuente de este país.- Núñez está interrogándolo, pero no consigue sacarle nada.- Miro más allá del espejo espía que nos separa de la sala en la que se encuentra mi compañero con el detenido. Oigo a Núñez gritar gracias a los micrófonos colocados dentro de la sala.
-¿¡Cuál es tu relación con Rodrigo Bolaños?!- veo a de pie Sergio Núñez Golpear la mesa de madera. Al hippy no lo visualizo, pues me lo tapa mi sargento.
-No suelta palabra, ni siquiera se ha molestado en pedir un abogado, sabe que no tenemos nada que lo involucre.- se abre la puerta por la que he entrado hace unos segundos y Daniel entra lentamente, como si estaría asustado.- Blanco, ya está aquí, en ese caso, voy a tomarme un descanso, vuelve en seguida.
El sargento sale de la sala de interrogatorios, entonces, logro ver al detenido. Parpadeo varias veces, pues no puedo creer lo que mis ojos están viendo, la falta de sueño debe estar jugándome una mala pasada.
Sentado frente a Núñez, con una barba desaliñada y un fallido intento de moño está Hugo, mi ex, del cual llevo cinco años sin saber nada, pues desapareció después de dejarme de una forma dura y cruel ¡si, joder es el! Ha ganado peso, ya no está tan flacucho como antes, se ha quitado las rastas y lleva dilataciones, pero es el mismo chico del que me enamoré adolescencia, con quien estuve dos años de mi vida, con quien tuve mi primera vez…
-Hugo Mora. – susurro.
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Bala de fogueo
RandomIrene es una joven triunfadora que ha cumplido su sueño de ser policía, pero su vida dará un giro de 180°, cuando un fantasma del pasada aparece de repente.