IV

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—Yo puedo.—dijo el muchacho.—Yo puedo sólo, ven.

—¿Seguro?—dijo el doctor Min.

—Pues claro.—dijo TaeHyung caminando, era un milagro aquello. Pues sí, los milagros existen.

—Haz avanzado.—le dijo Yoongi viéndole.—¿Te acuerdas de algo, padres?

—No, pero tengo el presentimiento que ellos tuvieron qué ver en mi suicidio.

—¿Tú crees?—habló Yoongi alzando una ceja.

—No lo dudo, o tal vez sí.—dijo TaeHyung con una sonrisa burlona.

Realmente Yoongi se preguntó sí aquél chiquillo estaba loco.

—Buenas.—entró por la puerta Lisette con su bata blanca.

TaeHyung rápido miró a la doctora, con ojos bien abiertos. Con atención, admirado cada palabra que ella pronunciaba. Todo, aquella parecía su niñera, o mejor, jefa, ó profesora. Descartemos eso, es su doctora, su mayor, tenía qué respetarla.

—Buenas Lisette.—saludó Yoongi.

—Hola Yoon, saludos TaeHyung. ¿Cómo te sientes hoy con esta terapia?

—Me siento mejor cada vez más. El doctor Yoongi es genial...—dijo aquél muchacho alzando la ceja coqueto.—, usted también.

Lisette tragó hondo. Aclaró la garganta. Yoongi río suavemente.

—Mira. Él desayunó, almorzó, encárgate de llevarlo a la habitación de regreso...—dijo Yoongi mirando al chico.—, aún no recuerda nada, supuestamente.—finalizó Yoongi riendo suave.—Yonnely me espera. Suerte querida. Éste no es fácil.

Lisette se rió. Aquello lo vió el chico. Se memorizó aquella sonrisa en su corazón. TaeHyung tragó hondo, ¡que bella que era esa mujer con tono caramelo de piel!

—Bueno.—dijo ella al despedirse de su compañero que había finalizado su turno desde esta madrugada.—Debo llevarte a la habitación para que descanses. Las terapias son poco a poco. ¿Está bien?

—Está bien... Lisette.—dijo él, ella lo miró con una sonrisa un poco no cómoda.

—Bueno, siéntate.—le señaló ella la silla de ruedas.

—No la necesito, puedo caminar... mira.—dijo TaeHyung dando unos pasos cómodamente, y una sonrisa.

Aquél muchacho tan hermoso, según Lisette.

—Entonces puedes...—dijo la doctora anotando unas cosas en unos documentos.—, avancemos a la habitación entonces. Necesitamos qué recuerdes un par de cosas. Es necesario para tus familiares.

—Bueno.—dijo él, fueron hasta la habitación en silencio.

Después de acomodar algunas cosas para él, le llevó unas actividades.

—Haz de estas cosas, te ayudarán.—dijo ella dándole un busca objetos en papel.—Vas a circular los objetos, según los encuentres.

—Comprendo.—le dijo TaeHyung sonriendo.

—Hay varios, vez. Tienes toda la tarde para hacerlos. Intentaré buscar algún familiar suyo.. ¿quiere que lo haga? tienes diecinueve años, y por tu identificación, y seguro social, cumples dentro de un día.

—¡¿Qué?!—TaeHyung sorprendido expresó.

—De verdad, ¿quiere que te reporte?

—No, prefiero.. ir recordando.. yo sólo..

—Entiendo. Nos vemos luego. Cualquier cosa, aquí oprimes el botón, y una enfermera vendrá por tí.

—Está bien.—dijo TaeHyung, realmente él no quería que ella se fuera así por qué sí. La miró muy bien hoy. Detenidamente, cada ángulos de la carita de su doctora. Le miró su cabello, aquél cuerpo cubierto por la bata blanca. No podía descubrir nada con la mirada, ella iba muy tapada. Demasiado realmente. Sin embargo, TaeHyung había tenido novias, había echo sus cositas, y así. Pero nadie le había atraído cómo lo hizo ella. De tal manera, quería que ella se quedara ahí con él.

La vió irse. Quería detenerla, quería pasar tiempo hablando con ella. No podía explicar cómo fue esa atracción sinceramente. Por lo tanto, se le iban los ojos al verla. Se sentía vivo al mirarla, al escucharla hablar, al verla con aquella sonrisa, al ver aquél color de piel, en conclusión, al verla se sentía lleno, con energía, sentía placer al verla, un placer visual, se alimentaba visualmente al verla. Le encantaba administrarla cómo una obra de arte.

¿Estaba loco acaso?

¿La caída lo afectó?

¿Que pasó?

Pues.. nada, él estaba enamorado al parecer de Lisette. ¿Podía permitirse aquello? parecía amor imposible, esa doctora es mayor, él menor. ¿Aquello encajaba perfectamente? es qué no tenía que encajar perfectamente, después qué hubiese amor...

...

—¿Y el niño? ¡¿por qué no vuelves sin él?!—preguntó aquella mujer desesperada.

—No lo encontré, nadie sabe. ¡No se qué pasa!

—Dios... Dios.—expresó con sentimientos la mujer sentándose en el mueble.

—Cariño. Alomejor se ha ido del país.—comentó su esposo. Su esposa quería colgarlo del techo. ¿Por qué pensaba eso? ¿a caso TaeHyung tenía una fortuna para huir así? bueno...

—Cariño nada, ¡por Dios!—dijo la mujer parándose del mueble.—¿En qué cabeza cabe que se haya ido del país?

—Suponía, fue una idea, olvídalo... contigo no se pude.—le contestó el esposo yéndose por donde vino.

—¿Y ahora huyes?

—¡Voy a buscar a nuestro hijo! ¡lo que tú no haces! deberías ir conmigo.

—No me grites.—anunció la mujer.—Tengo que estar aquí por sí regresa.

—Áh.—dijo el hombre.—¡Por sí regresa! ¡ten Fe mujer!

—La tengo.

—Mira ya, buscaré en hospitales otra vez, pendiente al celular.

—Está bien.

Aquél hombre se fue nuevamente. Buscando en distintos lugares donde frecuentaba su hijo. Fue a varios hospitales. Jimin se unió a la búsqueda. Dejándole mensajes también en el celular a TaeHyung. Lo llamó pero nada. Cada quién buscando por distintos lugares. La mejor amiga de TaeHyung, calmando a su madre, esperando ambas pacientemente por la llegada de su amado hijo.

No perdían la Fe de que él estaba bien. Tenían que creer. Pero TaeHyung estaba más flechado con la  doctorcita.

DIECINUEVE AÑOS | KTH [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora