𝟰'𝗼𝗰𝗹𝗼𝗰𝗸 , vmin.

epilogue

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"Querido Park Jimin.

Un día le escribí una carta muy, muy larga a la luna, encendí una pequeña vela sabiendo que no brillaría más que tú.

Mi psicóloga me recomendó hacer una carta a la persona que me es importante, qué curioso ¿no?, seamos realista, le estoy escribiendo una carta a alguien que ni siquiera lo conocí en carne y hueso, sino a través de un alma; a alguien que solo hablaba solo 60 segundos al día, fueron 30 días, no, menos de 30 porqué hubieron días en la que no te vi, como aquella vez que me quedé dormido en la arena, o cuando no estaba solo en el mar, pero fuiste la persona a la más me aferré, al que más confíe que a mi propia familia, o a mi mismo.

En un sombrío parque un pájaro anónimo canta "¿dónde estás?", oh, tú.

A día de hoy sigo viviendo en la modestia, camino con ritmo, bastante desgastado, el sol me sofoca y el mundo me desnuda, no puedo evitarlo, no hay otra opción. Recojo mis pedazos bajo la luz de la luna, te llamo niño de la luna, somos los niños de la luna, respiro el frío aliento de la noche.

Mi vida no ha mejorado pero tampoco ha empeorado, solo volví a mi aburrida rutina, la misma que tenía antes de conocerte. En las noches me preguntó la misma pregunta de siempre.

¿Que hubiera pasado si te hubiese conocido antes de este incidente?.

Es raro, cuándo estaba contigo no parecías ser un alma, tiene algo de lógico los 60 segundos que estoy contigo, cuando apareces y desapareces de la nada, pero no me cuadra el hecho de que pude sentir tu calor, la energía, la respiración, la voz y tu perfume a canela con vainilla. No, no logro entender como pasaste a ser alguien y no un espectro. También es otra pregunta que no me deja dormir, ¿cómo lo haces?, no entiendo, algún día mi cabeza se va a reventar y me quedaré sin neuronas, es tu culpa Park, digo, Jimin.