DULCE ELIXIR /D U L Z U R A / 2020

-VIII-

Ser la novia de Cris era una de las mayores bendiciones, pero muchas cosas, detalles e incluso tratos cambiaron entre nosotros y con las personas que nos rodeaban. Resultó que teniendo dos semanas de novios, porque sí, parecerá algo loco pero llevaba la cuenta, de hecho contaba los días, las horas, los minutos y anhelaba que pasaran rápido mis noches para mi reencuentro con él. Pues, se me declaró Alonso, el mismo capitán del equipo delante de toda la tribu de música en el patio del bachillerato, y me quedé impactada, más bien boquiabierta. 

Ese día sonreí con insuficiencia, y le manifesté a Alonso que yo no podía amarle, porque estaba en una relación de correspondencia y le di ánimos para que no perdiera las esperanzas para con alguna chica que seguro lo amara de la misma manera que él ese día me amaba a mí y me marché. Ese día fui el centro de atención, fui el tema de conversación de todos y cada uno de los grupos, sin ningún tipo de distinción. 

Acepté mi relación poco a poco, me costaba asimilar cada momento con Cris, pero lo amaba. 

Salía de mis clases y ahí estaba mi novio, esperando atento por mí. Cris era un hombre de pocas palabras, un tanto cerrado, pero era buen amigo, escuchaba atento a mis largas conversaciones. Era mi hombre favorito. 

Después de estar un mes juntos empezaron a surgir momentos de tensión, pero no de la mala, sino de la caliente, de la sexual. Empezamos a tener momentos donde los besos daban para más, sin embargo, ni él, ni yo queríamos dar ese paso... 

Él era algo experto en ciertos temas de sexualidad, pero no temía ningún momento.