SHORT FANFIC | ❝ There'll never be another,
I promise that I'll love you for the rest of my life.❞ |
De conocidos a amigos, de amigos a mejores amigos y de mejores amigos a ser una pareja.
Roxanne y Frank han pasado todo tipo de momentos, tanto bu...
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Un año después, Bucarest, Rumanía se encontraba vestida de un color anaranjado que le daba la bienvenida al otoño, mientras que algunas hojas marchitas danzaban por todos lados debido al viento que soplaba aquella tarde de octubre. Las decisiones habían sido tomadas, de este momento en adelante la vida cambiaría juntando dos caminos para formar uno solo.
Roxanne Weasley se encontraba mirando su reflejo en el espejo de su habitación, mientras jugaba con el anillo en su dedo. La castaña estaba sintiendo una avalancha de emociones que le era imposible describir todo en una oración, aún no podía creer la imagen que el reflejo de aquel espejo le regresaba, ella portando un vestido de color marfil, de mangas largas y con encaje por toda la tela. Para esta ocasión su cabello lo llevaría suelto con una trenza como diadema, su madre se encargó de arreglarlo y peinarlo al estilo de su hija. El maquillaje que adornaba su rostro era muy sutil, completamente natural con tonos bronceados.
Mientras la castaña se observaba a si misma en el espejo, Angelina Weasley observaba a su hija con una sonrisa amplía en sus labios y ojos brillosos ante la emoción que la embargaba, ante aquella imagen la morena sintió como los años habían pasado, su pequeña niña ahora era toda una mujer, independiente que había superado cada obstáculo que la vida le había preparado, no podría estar más orgullosa de ella.
— Te ves hermosa, hija. — habló Angelina rompiendo el silencio y acercándose a su hija para tomar su mano. — Tal vez no te gustará esto, pero pareces una princesa. —agregó con una sonrisa risueña la morena mirando a la castaña.
— ¡Mamá! Harás que me ponga roja y no quiero ir por el altar con la cara color tomate. — se quejó Roxanne, pero una sonrisa alumbraba su rostro. — Aunque, por hoy si me siento una "princesa", mamá. — confesó la castaña apretando ligeramente la mano de su madre.
Angelina arregló algunos cabellos rebeldes que se salían del peinado de su hija, de pronto el sonido de la puerta abriéndose hizo que madre e hija enfocaran sus miradas en el hombre pelirrojo que entraba algo nervioso y se detenía ante la imagen que tenía frente a él.
— Mi niña traviesa...— fue lo único que George Weasley logró pronunciar antes de estrechar a la castaña en sus brazos, pensando seriamente en no soltarla y llevarla donde el pudiera protegerla y nadie la apartará de él.
Roxanne correspondió el abrazo de su padre escondiéndose en su pecho, aquel lugar siempre había sido su refugio desde que era una bebe, para ella su padre siempre seria su héroe que la amó incondicionalmente a pesar de sus errores y metidas de pata. Los nervios de la castaña se encontraban más controlados gracias a la presencia de su padre.
