Capitulo 1

37 4 1
                                    

A veces las mentiras duran, pero en cambio otras veces duelen (en realidad la frase hace referencia al Amor pero, para ambos casos aplica)




     "... Liah, hija, esta es quizás una decisión difícil pero veo en esos ojos llenos de ... - no quiso completar la oración, por lo que realizo un desdén con su mano, pero sabía a la perfección que quería terminar diciendo : de dolor - que veo muy al fondo de ellos un destello de felicidad, y lo entiendo, estas circunstancias en las que has estado obligado a vivir te han hecho sentir atrapada y sin libertad y ahora que te puedes ir muy lejos de todo esto. Te pido disculpas ...

Mi madre me hablaba con una voz temblorosa, con un tono de melancolía, me observaba con mucha angustia y un pesar que me estaba matando por dentro, pero la interrumpí porque no quería su disculpa, no ahora.

- No digas más nada, si de verdad tú y mi, y el hubieran querido lo mejor para mí me habrían contado la verdad mucho antes, ahora que me voy sabiendo que todo este tiempo ese hombre que me había intentado secuestrar era mi ... , sabes que mejor me voy ahora para que esto no sea más complicado. - Mi voz se quebró con la palabra final, ahora me ardían los ojos pero mi orgullo era más grande en ese momento y no derramaría ni una sola lagrima.

- Pero Liah, ¿no te despedirás de tu, padre? - Lo pronunció en un tono muy sutil y delicado con temor a lo que siguiente fuera mi réplica.

- Como lo haría si ni siquiera es mi padre . - anuncié cortante y con una nota de dolor.

Se abrió de pronto un silencio entre las dos, agradecí tanto que así fuera para poder mirarla bien, nunca antes la había visto tan físicamente igual a mí, en esos ojos color miel quería encontrar algo en ellos que me objetara que todo esto era una broma de mal gusto, que saldría de la nada un sujeto vestido como todo un director y productor de cine y diría un sonoro
¡CORTE!

Pero lo único que vi reflejado en ellos fue aflicción y temor, por lo que me confirmaron una vez más que esto era real y la única forma en la que se terminaría para mi era yendome.

Quería abrazarla, quería decirle que la extrañaría, pero ambas opciones las arrojé a la papelera mental de mi mente, esa que había creado el día en el que descubrí muchas cosas de mi vida de las que no tenía ni la menor idea. Solo una cosa podría estar ahora en mi letrero mental: SE FUERTE.

Un Adiós casi inaudible salió de mi boca.

- Adiós hija - pronunció ella con la voz rasgada quizas por el llanto que estaba conteniendo, me di media vuelta para salir de allí - espero algún día puedas perdonarme y a tu padre - dijo en un susurro pero decidí no voltear a mirarla ni responder, porque no sabría decirle en ese instante si algún día les perdonaría, tal vez si, pero cuando sanara la herida de mi corazón, esta que recientemente me hicieron y que me estaba punzando de dolor.

Arrastrando dos maletas una en cada mano atravesé la puerta de la casa que alguna vez considere un "hogar, dulce hogar", sentí como si un peso que hubiera estado cargando sobre mis hombros durante mucho tiempo, de pronto se cayera al suelo, liberándome, sintiendo automáticamente una sensación de satisfacción, de libertad.
Indescriptible sin duda ... "


De pronto abrí los ojos a causa del sueño que había tenido y del sonido incesante que emitía la alarma de mi celular, me encontré con mi habitación, solté un suspiro de alivio mientras deslizaba mi dedo por la pantalla de mi teléfono para finalizar la alarma que marcaba las 7.30 am.

Pequeñas ProporcionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora