Maldito duende

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Llevo escuchando esta canción en bucle y se me ha ocurrido esta pequeña historieta. 

Era la primera fiesta en el Olimpo de Perséfone. Había estado en muchas fiestas, había conocido a muchos dioses pero nunca es que las dos cosas se hubiesen mezclado hasta ahora. Le había costado muchas negociaciones con su madre y asegurarle que todo iba a salir bien, que no dejaría que ningún hombre la arrinconase. Y en esos momentos podía asegurar que eso era así... Era ella la que estaba espiando entre las sombras a un dios que nunca había visto.

Nunca había visto a ese dios, y era raro porque tarde o temprano todos pasaban por los dominios de su madre. Seguramente sería un dios secundario, se dijo mientras que no podía evitar fijarse en él y sonrojarse al ver que él también se fijaba en ella y le dedicaba una sonrisa suave. Fue descartando lo de que fuese un dios menor al ver la actitud de Zeus hacia él, no es que fuera reverente pero ni mucho menos era de desprecio como solía tener por ellos.

Cuando se fue acercando a él la sonrisa de él se amplificó y se fue apañando para dirigirla a un rincón más aislado. Ella temió que fuese uno de esos dioses depredadores de los que le había advertido su madre, y aun así no pudo evitar pensar que si iba a intentar algo quería verlo. 

Cuando la tuvo donde quiso parecía tener una infinita curiosidad por ella. Le preguntó que porque lo seguía, pero parecía relajado al respecto. También le preguntó por quien era ella, quería saber su identidad y pronto dejo la curiosidad sobre ella crecer. A cada respuesta de lo que ella creía su aburrida vida él parecía más encandilado con ella y para ella la forma de mirarla le resultó lo más halagador del mundo. También quiso conocerlo, pero en el calor del momento tenía más curiosidad por como se sentía que por quien era y en mitad de esa conversación la cándida diosa de la primavera sintió la sangre alterada y lo besó.

Durante unos instantes él pareció que no iba  a responder, pero lo hizo, vaya que si lo hizo. Su cuerpo entero floreció bajo su beso, como si hasta ese momento su cuerpo hubiese estado durmiendo hasta esperarlo. Se habrían dejado llevar más si no fuera porque los gritos los interrumpieron. "Su majestad" llamaban, y por el ceño fruncido Perséfone supo que, teniendo en cuenta que conocía a Zeus y Poseidón solamente había una opción sobre su identidad.

Le dio un suave beso ligero de despedida antes de irse, no sin antes decirle que no era bueno para ella que los vieran juntos, de hecho no era bueno para ella que estuvieran juntos. Ella no estaba de acuerdo. Al parecer el que los interrumpió fue el propio dios del sueño, que le avisaba de que tenía que irse. No alcanzó a escuchar las palabras de ambos, pero fue una conversación relativamente larga y regada con néctar abundante. Fue evidente que cuando se despidieron ya se encontraban afectados para el alcohol, el dios del sueño hizo un comentario del que él mismo se rio sobre que no se quedase en el sitio cantando. Hades lanzó una carcajada, pero en vez de negarlo comenzó a entonar bastante fuerte mientras el dios del sueño volaba

He oído que la noche es toda magia
Y que el duende te invita a soñar


No paró de cantar porque el dios se hubiese ido, parecía haberse animado a cantar y no iba a parar ahora. Por alguna razón Perséfone no quiso irse del sitio donde estaba escondida.

Y sé que últimamente apenas he parado
Y tengo la impresión de divagar


Amanece tan pronto y yo estoy tan solo
Y no me arrepiento de lo de ayer


No le parecía justo que él tuviera que estar solo, sabía que el Inframundo podía ser un reino muy solitario y su corona pesada. Si ella pudiese ayudar a aliviar su soledad...

Si las estrellas te iluminan
Oh y te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar

Ojalá ella pudiera tocarle, que no tuviera que ser siempre fuerte y se viese capaz de recibir ayuda.

Las distancias se hacen cortas
Pasan rápidas las horas
Y este cuarto no para de menguar


Su reino podía sentirse claustrofóbico, rodeado de muerte, ¿habría alguien que le diese amor e hiciese a sus días valer? 

Y tantas cosas por decir tanta charla por aquí
Si fuera posible escapar de este lugar
Amanece tan pronto y yo estoy tan solo
Que no arrepiento de lo de lo de ayer


Le dolió es soledad, mucho. La soledad que destilaba él fue un disparo a su alma y cuando lo vio abrir la tierra y comenzar la marcha de vuelta a su reino. Las entradas provisionales al Inframundo no duraban nada, todo el mundo lo sabía, incluso ella que había pasado toda su vida en el reino de su madre. Tenía que hacer algo rápido, a saber que pasaría si no podía alcanzarlo ahora. Osea que corrió como si su alma dependiese de ello. Y si bien no lo hacía, se jugaba poder encontrarse al amor de su vida. 

Que lo encontró fue claro, pues el Inframundo tuvo una reina, pero eso ya es otra historia.

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