What a Mother has to do

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Es sencillo vivir aquí. Mitsuki piensa que su vida se ha vuelto más amena aquí. Lejos de la cuidad en donde todo se encuentra tan alocado.

Mientras las nubes anuncian que en cualquier momento comenzará a llover, y seguramente no parará en —dios no lo quiera— tres días como la última vez. Se estremece de sólo pensar en todo el campo y la cosecha arruinada. La lluvia es tan contradictoria aquí, a veces amada, otras muy despreciada.

Sólo espera que su hijo mayor llegue rápido a casa, otra vez se ha estado perdiendo por los lares más alejados de la quinta, montando en su caballo y volviendo muy entrada en la tarde.

"Entrenar". Es su escusa favorita que le da cuando Mitsuki lo bombardea de preguntas de en dónde carajos ha estado.

Se secunda con la guerra, esa que según sus contactos del Este se está alejando, pero sus contactos del Norte dicen que está cada vez más cerca y que no hay chances de ganar, pero que esperan que los Mutantes acepten rehacer el antiguo contrato de paz entre razas y por fin acabar con todo ésto. Mitsuki no está muy segura de a qué bando creer. O a quién apoyar.

Lo único cierto es que cualquiera sea el final, ella elegirá el mejor para sus dos hijos. Su Behela y Katsuki. Lo único que le queda, dejando de lado lo material.

Con un trueno, Mitsuki puede ver en la lejanía como dos caballos marrones se acercan, van a cada lado y cuanto más se acercan hacia la entrada donde está ella, el segundo caballo y su jinete se quedan más atrás.

No puede evitar una sonrisa cuando ve con más claridad a su primogénito; se ve magnífico, con su cabello como oro en el viento y su juventud resaltado su cuerpo, es fornido como su padre, y tiene esa sonrisa fanfarrona tan suya que la hace negar en cólera, tan problemático.

Su hijo la ve y en seguida sonríe, bajando del caballo y entregándole las riendas al chico a su lado. Mitsuki lo observa todo con ojos tranquilos. El muchacho con quien Katsuki habla tan suéltamente es el hijo de uno de sus criados; según Katsuki, él se encarga principalmente de los caballos. 

Es un muchacho guapo, Mitsuki tiene que admitir, de facciones más cinceladas que la mayoría de los criados no tienen. Casi no parece uno. A no ser por sus ropas. Viejas y de una tela que seguramente le dará comezón en ciertas áreas, por no decir en todas.

Y con horror disimulado, Mitsuki ve algo rosado, casi rojo, resaltar por debajo del cuello de la camisa del joven criado y, en un movimiento torpe su propio hijo le acomoda la ropa. El chico se sonroja y ahora sus mejillas convinan perfectamente con la marca en su clavícula.

Finalmente el intercambio de palabras entre ambos jóvenes da fin y Katsuki se acerca a su madre con los brazos abiertos y ella se deja apretar por él. Es más alto ahora. Entre el abrazo Mitsuki inhala discretamente el aroma que desprende de su hijo, sudor y hierba, almizclado con ese picor tan carácteristico. Pero entre la maraña de aromas, el que se esconde es el que ella más temía encontrar. Es  inconfundible, después de todo, ella tenía dos hijos y nunca fue una mojigata, aún si su esposo ya no estaba.

Entran a la casa con Katsuki contándole algunas de las cosas que ha visto hoy, los avances que han hecho en las reparaciones del granero y las protecciones que pusieron en las huertas. Por la tormenta. Seguramente también pregunta dónde está su hermana pequeña.

Y Mitsuki asiente a todo lo que su hijo le dice, su mente concentrada en la lista de chicas casaderas que tiene en su despacho.



『 finite 』





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༄  siempre quise escribir algo con la pareja BakuTodo, porque los am0 juntos, pero nunca me salió nada, y soy lo bastante vaga para terminar todo un fanfic, así que trate con un drabble (aunque me sobraron 100 palabras, pero shhh).

Espero escribir más de estos dos. ♡

Gracias por leer, att:

Levimakesmecry

Lo que una madre tiene que hacer 🐇✦ BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora