Una felicidad se sentía en su pecho. Mas bien como un estallido, pero era obvio que tipo de sentimientos emitía. Verlo sonreír era la cosa mas hermosa y brillante que podía hacer. Quería verla todo el tiempo, incluso si se trataba de hacerse ver como un idiota.
Pero lo raro es que Hitoshi nunca había sido del tipo de persona que le interesaba los sentimientos de los demás. Su pasado le había enseñado que las personas no siempre son lo que dicen ser. Fue por eso que tardó bastante en confiar en aquel rubio. Pero la desconfianza no le duró mucho, ya que este nunca se rindió en poder volverse amigo de el.
Hitoshi no podía dejar de pensar en aquella expresión. En aquellos brillantes ojos.
Pero...
- Shinso, abre la puerta por favor.
¿Cuanto tiempo había pasado?
¿Una semana?
Simplemente no importaba.
Nada importaba.
No desde que se fue...
Su sonrisa desapareció.
- Shinso..vamos, no puedes estar encerrado por tanto tiempo. Debes ir a clases.
- Es gracioso. Se preocupan de mi y no de un estudiante desaparecido.
El adulto de pelo negro y pequeñas ojeras, suspiró detrás de la puerta.
También se sentía culpable, pero su estúpido trabajo de profesor lo hacía hacer menos de lo que deseaba. Quería ayudar, pero lamentablemente el director no se lo permitió.
- Entiendo que estés molesto - "Yo también lo estoy" pensó - Pero hay que seguir adelante. Mientras mas avancemos, mas probabilidades habrá de que aparezca. Así que al menos intenta avanzar.
No hubo respuesta. Pero si una acción.
La puerta se abrió lentamente.
Los dos se miraron, frente a frente.
- Lo siento Hitoshi...
Sin poder contenerse mas, el mayor abraza al menor. Hitoshi hunde su rostro en el pecho de este y comienza a llorar silenciosamente.
- Lo encontraremos...ya verás.
Sin respuesta, lo unico que hace es seguir con el abrazo, al menos hasta que el pelivioleta se calmara un poco.
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