lana ; luzuplay

@ tres.

sentados bajo un árbol tranquilamente.

 auron no puede dejar de pensar en los ojos avellana de su acompañante, esos ojos que poco a poco fueron consumiéndolo en un sin fin de burbujas e ilusiones, donde se disponía a vivir dentro de una con la esperanza de ver a luzu siendo feliz junto a él. 

lo había visto tantas veces en tantas formas y en cada de una de ellas solo deseó abrazarlo y decir que él no había hecho nada mal, que todo iría bien porque lo tenía a él, que nunca lo iba a dejar nuevamente solo , y tal vez en aquel momento debió hacerlo.

porque cuando rubén decía amar a borja, no podía evitar sentir el clásico punzón en el pecho, y tal vez en aquel entonces debido al repentino enamoramiento no pudo haberse dado cuenta de lo obvio, su pobre chico no era amado como él pensaba.

nadie sabría cuantas noches el castaño lloró hasta dormirse por no sentirse suficiente. nadie lo sabría y estaba bien con eso porque cuando le preguntaban a luzu que tal iba con su relación, él respondía "mejor que nunca", que eran felices y se idealizaba junto a rubén como la pareja perfecta.

aún si el peliblanco salía con sus amigos de fiesta y llegaba hecho un desastre a casa con una que otra marca en su cuello, para luzu eran la pareja perfecta.

supongo que solo nos quedan estos estragos, mi niño.

— ¿ estás bien ?  — preguntó con inquietud.

— mejor que nunca, ¿ y tú ?  — su acompañante sonrió débilmente y luego giró a ver el atardecer que se aproximaba con sus frágiles tonos rosados y amarillos amenazando la llegada de la noche con su delicado manto.

podían ver el pueblo en su absoluto resplandor y eso les encantaba, raúl acercó su mano para juntarla con la de su amado lentamente.

detuvo su acto cuando su mirada se dirigió al rostro de luzu, quien miraba muy enamorado a una joven de cabellera rubia que pasaba cercana al lugar, atractiva y con lindos ojos café claro. alejó su mano y con esta sus esperanzas, burbujas e ilusiones; todas las burbujas habían sido reventadas con cada segundo que pasaba, sus actos no servían de nada ya.

 soltó un suspiro inaudible. fue ahí donde el menor se dio cuenta que era inútil seguir, su corazón no podría oírse pero si tuviera un sonido con la circunstancia actual en la que estaba en esos momentos, podría haber sido un vaso quebrarse.

quería que esa mirada fuera solo para él y nadie más.

— ¿ te gusta ?  — 

— creo que nunca me había sentido tan enamorado antes... — afirmó sonriente.

— me alegro . —

qué gran felicidad para esos ojos heridos.