En medio de la pista, esa chica me sostenía de la mano del abdomen. Pegábamos suaves pasos en el baile a diferencia de los que brincaban a nuestros alrededores
-Sabes, odio estás fiestas -Me susurró al odio, recorriéndome un escalofrio de lo claro que era su voz-.
-Ni que lo digas -Respondí divertido-. Por mí no hubiera venido.
¿Quién era esa chica? ¿Por qué me incitó a bailar?
Ocurrió una noche, de la que no quería salir de casa. El irritante timbrazo sonó haciéndome caer de la silla.
Con poco aliento, fui a abrirles y, revoloteando los ojos, claramente me contestaron.
-¿En serio ese es tu disfraz? -Me miró el que el que iba vendado hasta los pies con papel higiénico.
-¡Qué poca emoción le pones! -Me señaló el otro que imitaba un payaso cuya película no me interesaba en absoluto.
-Sólo hagamos esto, quieren. Payasos...
Tomamos un taxi y partimos camino a la fiesta de disfraces. Yo había tomado lo primero que encontré en casa y fue un sucio antifaz rojo de los que se recurren en los carnavales.
Realmente fui obligado a esto, pero claro, ¡tienes que participar para no quedar como un raro!
Pero eso no fue lo interesante de aquella noche, si no lo que ocurrió entre medias.
Ya estábamos por llegar. Era una casona de indiferenciables luces que daban al cielo, cerca del barrio chino.
-¿Por qué mierda hay un cementerio en frente de la fiesta? -Comenté viéndolo desde la ventana.
-Ohoh, quién sabe. Casualidad diría ¿Acaso ya te aterra la idea? -Se burló el momias.
-No... no digo que quedé mal, solo que no es común.
-Ten, usa esto cuando te haga falta -Me guiñó un ojo y guardó en mi bolsillo una vieja cantimplora- Es una receta secreta jeje. Devuélvemela después.
-Como sea...
En cuanto llegamos a la entrada, la multitud que se encontraba recibieron con gritos y risas a mis amigos, pasando yo, por suerte, desapercibido.
Dentro, la gente bailaba como si se tratase de una mera discoteca. Luces parpadeantes, vibraciones y, como no, la gente disfrazada. Superhéroes y piratas, arlequines e hindúes, trajes y cosplays. Se podría decirse que sí, lo había todo.
Mientras comía lo típico de estas fiestas, destapé con ese sonido de corcho mi botella y la vi por dentro. Sólo me encogí de hombros y proseguí a vaciar el pote.
-¿Qué carajo? -Ojeé de nuevo dentro del pote y lo arrojé a un lado- Pero si es sólo agua. Será imbécil si cree que me divertiré así.
La fiesta continuó. Desde mi silla, la cabeza me pesaba. Veía sin más la pista de baile, esperando que por algún milagro pudiera dormirme, o mejor aún, desmayarme.
A lo lejos disipaba los ojos de una chica peliroja, al otro lado de la pista en una de las mesas redondas, también contemplaba los bailucos y danzas.
Sentía que ya la había visto antes, y me llamaba la atención su ''disfraz''. Una máscara blanca, diría que oriental, de un animal, acompañada de un corto vestido blanco por el que caía su colorada melena.
Cada vez volteaba más y más para verla, y en un momento ella se giró a mí con igual curiosidad, lo que me hizo evitarla instintivamente.
Pero continuamos volteando vistas, en un juego de miradas y ojeadas en la que, divertidamente, cuando nos cruzamos, ella mostró por un momento su rostro, nos sonreímos y nos saludamos
Sin aviso ni antemano, se salió de su silla y fue hacia mí y, antes de que me diera cuenta, ya estaba en frente mío.
Ella estiró un brazo en señal de que la tomara. No entendía muy bien esto así de repente, pero ella asentía con la cabeza, por lo que la tomé.
Diría que estaba un poco fría, pero nada como acompañarla para compartir mi calor.
Me llevó al medio de la pista, donde la gente saltaba y chillaba.
La chica, que respiraba hondo y no parecía afectarle el entorno, tomó mis dos manos y dio unos suaves y cortos pasos hacia un lado, luego hacia el otro y de nuevo hacia un lado. Se acercó a mi cuello mientras seguíamos el baile.
-Sabes, odio estas fiestas -Me susurró al odio, recorriéndome un escalofrío de lo claro que era su voz-.
-Ni que lo digas -Respondí divertido-. Por mí no hubiera venido. Me obligaron.
-Ohh jaja -Rio suave-, pobre. ¿Cómo te llamas?
-Bore, ¿y tú?
-Derín. Sígueme. -Me dijo al oído y me soltó
-¡Eh, adónde...
Ella se fue por la escalera principal de la casona hacia el piso de arriba. La curiosidad me ganaba, e intenté seguirla, pero un tipo me paró.
-¿Adónde crees que vas? No se puede subir.
-Pero si acabo de ver subir alguien.
-Yo no vi a nadie.
Justo cuando tenía algo interesante para hacer me hacían esto.
-Sólo será un momento, vamos. -Insistí- Tengo que hacerlo. -Le guardé un pequeño fajo en su camisa.
-Ahhh... -Suspiró el guardia-, que molesto. -Y se hizo a un lado.
En lo que subí di vuelta por todas las habitaciones abandonadas, sucias y oscuras de la casa. Acabé en el balcón frontal.
-¡Derín! -Grité.
Ella estaba entrando al cementerio por la puerta enrejada como si nada. No entendía muy bien que le pasaba.
Salí de la fiesta y fui a la puerta del cementerio. Tenía caracteres japoneses y estaba arrimada, sí. No me daban miedos los cementerios o cosas así, era bastante superficial, así que entré.
-¡Derín! ¡¿Dónde estás!? -Pasaba por el sendero rodeado de cruces y estatuas.
Veía su vestido asomarse en las esquinas y oía el reverberar de sus simples risillas. Pensaba que estaba por encontrarla, hasta que llegué a ella. Pero no era lo que esperaba.
''Aquí descansa en paz Crystal Derín. 1998-2020'' Decía bajo un cerezo la gran estatua de una chica con vestido. Debajo estaba una máscara blanca de animal junto a unas flores.
Me tomaba de la frente, agitado, intentando procesar esto. Tome la máscara del suelo y era la misma. Creo que esto era demasiado para mí. Creo...
-Jaja, que gracioso te ves, Bore...
Creo que perdí el conocimiento.
Me encontraron al amanecer mis amigos preocupados. Creyeron que había bebido o algo, pero sólo dije que no recordaba, no quería verme como un chiflado. Tomamos un taxi camino a casa, mientras pasaba el dedo por la blanca máscara. La de la peliroja Crystal Derín.
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Crystal Derin - Ghost Mask
Mystery / ThrillerEsa chica... ¿Por qué me incitó a bailar? Esa noche en aquella fiesta pude conocerla, pero creo que fui el único. Esa chica de la mascara... No era alguien normal, y nada de lo que avendrá lo será.