Zelinda x Ademaro

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El sonido de las carretas y los cascos de los caballos ya se podían distinguir cerca de la muralla,los soldados estaban volviendo de una agotadora expedición,lo bueno fue que de un 100%, solo el 50% pudo volver con vida. Aún seguía siendo un número alto de muertos pero es menor a del que estaban acostumbrados. Ya pasaron la puerta, se encontraban en zona segura, emprendieron la marcha hacia el cuartel de la Legión de Exploración, bajo las atentas miradas de los que los juzgaban.
Cuándo llegaron a la sede todos bajaron de sus caballos y llevaron a los heridos para que los atendieran. Todos los cadetes estaban en el comedor relajándose y asimilando los sucesos ocurridos, mientras que los veteranos se reunieron en la oficina de Erwin, analizando todas las fallas posibles para poder crear un método de mejora para los entrenamientos de los soldados más jóvenes. Entre ellos se encontraban además del comandante, sus mejores oficiales al mando Mike; Nanaba; Moblit y Levi, éste último sentado al lado de la ventana cerca del escritorio cruzado de piernas, y los otros cerca de la puerta.

_Espero que los cadetes sigan el entrenamiento al pie de la letra- dijo Nanaba.

_ Hay que hacer que el número de muertos sea la más baja posible!- secundó Mike.

_Hay que hacer que sus muerte no hayan sido en vano! Asegúrense de que sus escuadrones se esfuercen al máximo, no quiero fallas! Ya pueden irse-  despidió Erwin a sus subordinados.
_Ah espera Moblit!- llamó la atención del castaño antes de que se retirara._ Asegúrate de que Hanji me alcance sus informes de la investigación mañana!

_ Sí comandante! No se preocupe yo me hago cargo!_ hizo el saludo militar y salió de la oficina, dejando a Erwin y Levi.

_ Me alegro que Hanji tenga a Moblit para que mantenga su pies en la tierra.!- exclamó el rubio

_ No es más que un perro faldero que le gusta menear la cola para la cuatro ojos._ exclamó ligeramente fastidiado el pelinegro cruzándose de brazos.

_ Ha! Por lo menos podrías disimular un poco!- dijo con una pequeña sonrisa.

_Que cosa?- preguntó confundido y serio.

_ Nada, Olvídalo!

_ Tsk!
   A todo esto.... dónde está la cuatro ojos?

_ Me dijo que iba a ir a ver al veterinario en el pueblo, algo sobre que Zelinda estaba ligeramente enferma.

_ Mm ya veo....hablando de caballos iré a ver al mío.- dijo para luego levantarse de su silla.

_ Dale saludos al mío de mi parte!- gritó el rubio después que cerrara la puerta.


Se dirigió hacia los establos pero antes pasó por la cocina por una bolsa de zanahorias, sabía que a su caballo le encantaban y él era en parte culpable por mimarlo demasiado, siempre se llevó mejor con los caballos que con las personas, no eran necesarias tanta palabra, más bien unas cuántas caricias y zanahorias.
Cuando llegó a los establos se arrimó a la cuadra del suyo, y ahí estaba, el hermoso semental de color Negro que recibió como nombre Ademaro, junto a su izquierda otra cuadra con un corcel de color blanco que reconoció como Führer que era perteneciente al comandante Erwin Smith, y a su derecha pudo apreciar una cuadra vacía, el cuál sabía bien a quién pertenecía.

_Traje algo!- se dirigió a su caballo y balanceó la bolsa de zanahorias frente a él, pero entonces se dió cuenta de algo, su caballo se notaba ligeramente deprimido, sacó una zanahoria de el costal seguro lo alegraría, se la ofreció pero éste la rechazó y lo ignoró mientras apoyaba su cabeza del lado de la cuadra vacía.
Entonces pudo suponer de que se trataba su comportamiento extraño, desde hace tiempo digamos que Ademaro tenía cierto cariño por la yegua de Hanji, siempre que andaban sueltos por los campos de la sede lo notó en busca de la hembra y sospechó de que se ponía algo agresivo cuando otro corcel macho rondaba cerca de ella, la situación no era muy diferente a la de su dueño.

One-shots Levihan 💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora