Prólogo

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— ¡Mamá! ¿Has visto mi casaca azul? Creí que estaba en mi ropero pero ahora no la encuentro. —Laura grita desde su cuarto poniendo todo su cuarto de cabeza.

— ¿Por qué tienes que ser tan desordenada? Estaba en la sala. —dice su madre tendiendole la prenda a su hija. — Pero mirate que bonita, a dónde vas tan arreglada.

—A ver a Rodrigo, puede que hoy me pida que sea su novia. —dice alzando la voz cada vez mas y saltando junto a su madre.

Ya hacía varias semanas que Laura y Rodrigo salían a todos lados juntos pero él nunca se atrevía a decirle que fuera su novia. Sin embargo, ella tenía ciertas fuentes que le habían asegurado lo que pasaría ese día y estaba emocinada por eso.

Toma las llaves de la casa y sale apurada mientras se pone la casaca y le manda un mensaje a su chico diciéndole que ya va en camino. Caminaba rápido hacia la parada de autobús porque ya se le estaba haciendo tarde y no quería hacerlo esperar ya que la mayoría de veces ya llegaba tarde.
Saca su teléfono y mira la hora cada cinco segundos rogando que el reloj se detuviese siquiera unos minutos. En ese momento sus plegarias al dios Kronos se vió interrumpida por un chico de unos 20 años el cual la empujó y automáticamente ambos cayeron al piso.

—Fijate por donde corres imbecil.

—Jajaja estaba escapando de unos tarados que me querían golpear.

—Esa es tu disculpa?

—En ningún momento dije que me estuviera disculpando, es más, tu deberías agradecerme.

—¿Agradecerte? ¿Por tirarme al piso y hacerme perder el tiempo?

—Por haberte cruzado conmigo. —dice el chico ezbozando una sonrisa de orgullo. —mas bien guapa, me voy yendo porque seguro me siguen buscando. Te veo otro día.

Y sin siquiera ayudarla a levantarse, ese misterioso personaje se levantó y continuó caminando a paso ligero con un aura de seguridad incomparable.

En el suelo yacía Laura aún sin poder asimilar ese extraño suceso. Sin embargo cae en cuenta que se le hace tarde para su cita, se levanta, se limpia un poco y acelera el paso para llegar a la estación. Aunque no podía dejar de pensar en aquel corredor misterioso, un ramo de flores y una caja de chocolates la esperaban en la otra estación de buses.

Perro guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora