Transparencia

Llegó la luz

Eran apenas las 9 de la noche cuando pasó, sentía un calor tremendo como si estuviera en las fosas del averno, no sabría si pedir ayuda, llamar a alguien o simplemente esperar. Mi hermano pequeño estaba en constante agonía, y mi madre, bueno, ella estaba calmada como un paciente en coma esperando su muerte. De un momento a otro, salí a botar la basura y cuando retorné ya todo había cambiado. ¡Por fin había llegado la luz a casa! era una catástrofe, ¿Saben lo que es llegar cansado del infierno, digo, de la universidad y que no haya luz? es peor que la muerte misma. Al día siguiente sí pasó algo que cambió mi vida totalmente.

Me llamo Naro, y un día como cualquier otro estaba saliendo de la universidad a las 5 (República Dominicana) de la tarde y mientras iba saliendo vi un tremendo resplandor en el cielo, era como si se estuviese cayendo el mismo sol pero en fragmentos. No me estaba fijando que uno de esos fragmentos estaba cayendo cerca de mí, y cuando me vine a dar cuenta pues cayó bien cerca de donde estaba, por curiosidad fui a ver lo que era. Cuando estaba llegando pues me percaté que no era tan grande como se veía, era una especie de piedra o meteorito bien brillante, parecía un pedazo de sol y justamente cuando lo toqué ahí todo cambió de repente.

Esa misma noche pero en otro lado del mundo un famoso asesino Norteamericano llamado Dante, estaba siendo perseguido por sus enemigos para llevarlo a una desastrosa muerte y pagar por sus pecados. Se encontraba corriendo edificio tras edificio para huir de lo inevitable, cuando finalmente llegó a la azotea del edificio en el cual estaba, minutos antes de morir tuvo una corta charla con su asesino.

"Imagino que ya este es mi fin" --dijo Dante sin duda alguna de sus crímenes.

"Pudo haber sido mejor que esto, pero cada acción tiene su consecuencia y esta es la tuya" --exclamó el asesino el cual tenía en frente un enemigo, pero en el fondo sentía a un amigo.

Tres disparos, dos al corazón y uno a la cabeza fueron lo necesario para acabar con la vida de Dante, el asesino se marchó y la víctima quedó a la deriva de la azotea. Poco tiempo había pasado y un fragmento brillante de color rojo que estaba cayendo del cielo chocó contra el cadáver aún no putrefacto.

En ese mismo instante a las 11:12 P.M pero en Italia, una joven empresaria llamada Ezra estaba saliendo de una celebración de un nuevo proyecto de trabajo, esta era dueña de una gran compañía de bienes raíces, el cual le habían dejado sus padres. Saliendo en su coche del lugar de la fiesta mientras iba por la calle nuevamente cayó uno de esos fragmentos bien resplandecientes pero de un color amarillo, en el caso de la pobre Ezra fue un poco más trágico, pues le cayó en la parte delantera del coche haciéndole chocar con un poste de luz y quedar inconsciente. Luego de eso unos compañeros que iban por el mismo camino la encontraron y la llevaron al hospital.

A la hora de salida normalmente del trabajo (6 :00, P.M), un químico japonés llamado Enzo iba saliendo del laboratorio donde trabaja como de costumbre, cuando ya se encontraba en las afueras del laboratorio se apoyó sobre la parte delantera de su vehículo. Sacó una caja de cigarrillos y empezó a fumarse uno mientras veía la puesta del sol, esos pequeños placeres de la vida como por ejemplo entrar en armonía con uno mismo, son cosas que no se remplazan por nada en el mundo.  En el caso de Enzo para su suerte el fragmento de un color verde ya había caído algo alejado del laboratorio, pero desde donde estaba se apreciaba el pequeño cráter que había dejado el fragmento al caer, curiosamente fue a ver que era eso que había caído. Cuando llegó al lugar del acontecimiento, empezó a inspeccionar cada rasgo del fragmento, en este caso se había divido en varios pequeños fragmentos. Meticulosamente estaba estudiando cada uno hasta que tomó la decisión de llevarse cada fragmento a su casa, lo que Enzo no sabía es que no eran solamente fragmentos de una simple piedra.