Único.

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El motor del BMW rugía en su máxima velocidad, la ventana de piloto y copiloto estaban abiertas de par en par, su cabello rubio blanquecino bailaba al son del violento viento, pero lejos de molestarle lo sentía como una refrescante brisa de verano, tal vez porque se encontraba demasiado elevado como para que nada pudiera molestarle lo suficiente, el interior retumbaba con una canción de hip hop pesado, de vez en cuando soltaba el volante y gesticulaba con las manos al son del beat, sobrepasaba varios automóviles familiares gritando frases obsenas como si estuviera completamente ebrio, y todo en absoluto le importaba una mierda, ¿Por qué sería de otra manera?, tenía su cuello pesado de cadenas de oro y diamantes, indumentaria de marcas prestigiosas, conducía en ese momento un automóvil con el que muchos solo podrían soñar, tenía cinco departamentos de lujo de los cuales elegir donde dormir esa noche, una cuenta bancaria del tamaño de Rusia, iba medio colocado y estaba genuinamente feliz por algo que había presenciado aquella mañana.

Miami era un tablero de ajedrez y el controlaba las piezas a su maldito gusto, dueño de herencias tras herencias, sus antepasados habían sabido perfectamente desde un inicio donde invertir y dónde no, y aunque no todo su dinero provenía de fuentes legales, no podría importarle menos, aquellos negocios seguían a día de hoy generando y generando sumas de dinero a niveles exorbitante, y todo recaía directamente en él aún sin siquiera mover un solo dedo, para ser más exactos: dormía y al otro día su cuenta bancaria habría crecido un poco más, se duchaba y al salir tenía unos cuantos millones más, defecaba y pum ahí lo tenía: dinero, si algo jamás le había echo en falta a lo largo de su vida fue sin dudas el dinero, tal vez por eso en la actualidad absolutamente todo le daba igual, no importaba la magnitud del crimen que fuera puesto en juicio a su contra, siempre había sabido mover y controlar a las personas a su antojo, una pequeña suma de dolares por aquí, otro pequeño fajo de billetes verdes por allá, y repentinamente nadie había visto u oído nada, tenía a la mayoría de jueces en su bolsillo y toda su vida era el más vivo ejemplo de corrupción.

Nada lo afectaba.

Bueno... sí había algo que lo afectaba, o mejor dicho alguien, con nombre y apellido: Jung Hoseok.

Cuando YoonGi lo conoció no era más que un oficial de policia novato, sediento de reconocimiento y un buen ascenso, aquella fue la primera vez que el rubio se había decidido, luego de toda una vida viviendo en solitario, bajar todas sus barreras, pero cómo no hacerlo, Hoseok se presentó ante él en una cafetería de barrio como un simple graduado de rostro aniñado y sonrisa resplandeciente, aquél día iba drogado hasta la médula y muchos de los recuerdos no tenían demasiado sentido, pero jamás se le borraría de la cabeza la manera en que sus ojos brillaban a la luz anaranjada del atardecer, el como sus mejillas marcaban unos adorables hoyuelos a cada lado de su boca, la forma en que se sonrojaba, el sonido de su risa, el aroma de su piel, era precioso, brillando con aquél aura angelical y de pura simpatía, se volvía demasiado fácil hablar con él, de lo que fuera, desde el tema más banal hasta las conversaciones más sentimentales, lo hacía sentir en confianza extremadamente rápido, tal vez por eso YoonGi había decidido abrirse y mostrarle su mundo por completo, sin saltos en el tiempo, sin tapujos, cada negocio turbio, cada cifra de dinero mal ganado, cada recoveco de su alma, lo bonito y lo oscuro, se sintió en poco tiempo perdidamente enamorado de aquél castaño que lo escuchaba, que dormía a su lado y lo despertaba con besos en el rostro, que lo mimaba y lo trataba como nunca nadie lo había tratado en su vida, de un momento a otro no podía imaginar una vida sin él, y creyó firmemente que era un sentimiento mútuo.

Hasta que Hoseok se quitó aquella absurda máscara y mostró su verdadero yo.

YoonGi detrás del volante sonrió con sorna, si en algún momento se sintió herido, aquél sentimiento se había esfumado para siempre.

Fu*k the police |Yoonseok|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora