Maldita sea la hora en que a ese cliente se le ocurrió aparecer. ¿No podía haber llegado temprano en la mañana cuando andaban de vagos? Nooo~... tuvo que aparecerse cuando la noche estaba al caer con aquel pedido estúpido. "Mi mujer perdió un collar muy valioso".
¡Y una hostia!
Aunque al final sacó buen dinero. Con el que tuvo que huir para que los mocosos no le robasen la mitad.
Ahora se dirigía felizmente hacia el pachinko.
"Pachinko, pachinko, hoy sí que voy a ganarlo todo" pensaba mientras comprobaba el dinero en su bolsillo.
El fajo de billetes del tamaño de su puño le daba una satisfacción desmesurable, casi tan grande como la leche de fresa. Ah, eso sí, tenía que comprar unas cajas para la semana. Quien sabía cuándo aquella oportunidad se diese de nuevo. Además, cerca de la tienda estaba su bar favorito, y aunque es tabú darse unos tragos antes de apostar, aquel era sin dudas su día de suerte. Así que cambió de dirección y encaminó sus pasos tras la leche.
A esas horas no había demasiada gente rondando. Solo los vagabundos, madaos y uno que otro borracho. Sin mencionar a algún ladrón escondido bajo las sombras. Pero al demonio, idiota sería el mocoso que osase meterle la mano en los bolsillos. Perdería mucho más que sus bolas.
Atravesó un callejón que le servía de atajo y se detuvo a observar la vitrina de una librería por si caso la Jump se había adelantado. Decepcionado continuó su camino.
La risa burlona de algunos borrachos le llegó desde su bar favorito. "No se preocupen, Gin-chan se unirá luego a la diversión"
– Vamos Oni-san tómate otra. – les escuchó decir entre carcajadas. – ¡Pago yo!-
– ¡¡¡Trraelaaa!!! – bramó una voz extrañamente conocida.
"¿Are? Eso de ahora" Pensó deteniéndose en el camino. "Esa voz era..." atraídos por la curiosidad sus ojos de pescado muerto siguieron el barullo hasta la entrada del establecimiento. Allí lo vio, rodeado de botellas vacías de sake, con la cara roja por el alcohol y gritando a los cuatro vientos mientras se empinaba otra ronda invitada de licor.
"¡¡HIJIKATA!! No. Espera. No puede ser...digo...el no suele emborracharse así. Ciertamente cuando salimos a beber siempre terminaos pasados de tragos ¡Pero él nunca se ha encurdado el solo! ¿Qué pasó con el tipo serio? ¿Dónde está el personaje "cool" del Shinsengumi? ¿Cómo vas a responsabilizarte por destruir los sueños calientes de todas las fujoshis del mundo? ¡Tendrán fantasías de un Gin-chan todo rosa siendo violado por un borracho! Me has traumatizado de por vida. ¿Nee? ¿Hijikata-kun?
Permaneció mirándole escondido tras la puerta. Viéndole protestar y quejarse con sus delirios de borracho. La dueña de la tienda se acercó preocupada, trayendo entre sus manos la décima botella de la noche.
– ¿Qué pasa vicecomandante? No es normal que tome de esa manera. – preguntó entregándole la botella.
– ¿Quién? – dijo entre hipidos. – Está equivocada Oba-san. Aquí no hay ningún Vicecomandante. Mi nombre es Hijikata Toushizou.
"Nooooo. Estás mal Hijikata-kun. Ese no eres tú. Ese es un personaje real que iba por ahí gritando "Yo soy el Shinsengumi" Qué pretendes ¿quieres decir que todos eran una panda de borrachos? Sé que aún estás jodido porque pusieron a un tipo con tu nombre en el escenario con una guitarra haciendo movimientos plásticos en 3D. Pero no tienes que tomarlo tan a pecho. ¡Luego no te quejes de que los niños confunden tu nombre en el colegio!"
– ¡¡YO SOY EL SHINSENGUMI!! – "Ahí está" gritó en su mente. – ¡¡¡¡Let's partyyyyy!!!! –
"Dameeeeeeeeeeeee!!!!! Esto es plagio. Ahora síiiiiiiiii. Yo lo sabía. Ahora sí que nos cancelan."
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Cuando los demonios toman solos.
FanfictionGin-san va de regreso a casa cuando escucha los gritos de Hijikata desde dentro de un bar. ¿Qué encontrará al asomarse?