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xxiv.

Audrey bajó del auto, recorrió el largo camino hasta llegar a la tumba del hombre que más ha amado en su vida, dejó unas rosas blanca encima de la tumba, en la superficie lisa ponía "Hero Fiennes-Tiffin, gran actor, amigo, novio e hijo"

— ¿Recuerdas que muchas veces te dije que jamas lloraría por un hombre que me dejó? me retracto, amor. En esta semana no he dejado de llorar por ti — Dijo con su voz entrecortada, apretó sus ojos los cuales derramaron unas lágrimas. — Llegaste a darle tanta felicidad a mi vida, que cuando te fuiste, se fue mi felicidad junto a ti— Mis ojos soltaron unas lágrimas, que recorrieron mis mejillas hasta llegar a la comisura de mis labios dejando un sabor salado. — Nunca imagine verte así, nunca pensé que estaría yo así, en esta situación. Nunca te conté esto pero, yo era una rompe corazones full, mis relaciones no eran enserio, todos recibían migajas de mí, y llegaste tú, y me hiciste creer en el amor, en el siempre juntos...

Audrey cerró los ojos con fuerza en un fallido intento de retener las lágrimas que ya amenazaban en salir.

— No te imaginas las veces que me sentí insegura, insuficiente, por qué eras demasiado para mí, muchas veces lloraba y lloraba pensando que algún día me dejarías, que te irías con Jo... siempre estuviste antes de que todos, eras mi prioridad, mi angel bello.

Las lágrimas corrieron por su rostro en una rápida sucesión y Audrey las dejó caer hasta que se acumularon en su barbilla y se enfriaron contra su piel. El cielo se obscureció con nubes de lluvia que aún no estaban listas para soltarse.

— Dios sabe por qué hace las cosas, también sabe lo mucho que te amé hasta tu último respiro, y lo mucho que te sigo amando... — Audrey soltó unas lágrimas y sonrió. — Me dijiste que no te daba miedo morir, que si era ahora, mañana o pasado, no te importaba, que con la pequeña historia que tuvimos fue más que suficiente para ti. Pero, para mí no lo fue, me haces falta, demasiada. Nos faltó mucho juntos.

Audrey se arrodilló frente a la tumba de Hero y sollozó.

— Y después de todo...¿Quién eras tú? ¿En qué momento tomaste el derecho de arreglar mis problemas existenciales? Llegaste y no pediste permiso, rompiste todo lo que era incorrecto para mí y me volviste este ser humano indefenso, débil, que no le importa todo lo que pueda pasar sabiendo que era un grave error andar con una menor dé edad. ¿Quién eres tú? Y ahora, ¿Quién soy yo? Porque ya no me reconozco ni en el espejo.

Audrey puso una mano en la parte superior de la tumba de Hero para balancearse, meciéndose inestable, con el rostro mojado por las lágrimas y la garganta ronca por sus palabras.

—Me quedé sin el amor de mi vida, sin esperanza de que algún día regresaras, que volverás con esa sonrisa y esos ojitos que tanto amo.—, Audrey susurro ásperamente.—Te odio por haberme hecho amarte, por hacer débil a la fuckgirl que todos conocían. Me amaste por muchas razones, las cuales aún no descubro, ya que, simplemente soy un desastre, viniste, hiciste la mejor versión de mí y te fuiste...

El viento se hizo más fuerte cuando las primeras gotas de lluvia tocaron la parte superior de la tumba de Hero y la mano de Audrey. Miro la fecha de la muerte de su compañero de vida y ahogó un suspiro.

— No estoy bien—, admitió con pánico— Engaño a todos y me estoy engañando a mí, diciendo que estoy bien, que es un proceso que se supera al paso del tiempo, que con el tiempo dejará de doler...— Las lágrimas que corrían por su rostro se mezclaron con las gotas de lluvia hasta que no hubo diferencia.

Ella lloraba todo su dolor, el dolor de haber perdido al amor de su vida.

— Te prometo, que haré que esta versión ayude a muchas personas, que sea mejor día a día con esos sermones de inspiración que siempre me dabas — Lloró con un intento de sonrisa. — Y haré que te sientas orgulloso de mí, que creas en mí desde allá arriba. — Besó la lápida de su compañero de vida, y sollozó. — Hasta pronto, mi héroe. Te amo.