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En las películas americanas, todo termina en un sofisticado baile escolar; quizá porque era un evento de suma importancia para los alumnos que estuvieron, o no, partiéndose el lomo estudiando hasta el cansancio. Era aquel momento donde dejaban de lado los libros para divertirse con sus amigos; e incluso, una gran oportunidad para declararle tu amor al chico o chica que te gusta. Debía ser un sueño obtener un asentimiento cuando, tras horas de ensayos frente al espejo, te armabas de valor e ibas hasta ese amado ser y le pedías ser tu cita del baile; no cualquier baile, sino que el de primavera. ¿Quién no amaba la primavera? Bueno, Min Yoongi, al menos así solía ser hasta que decidió invitar al chico más hermoso del colegio a ese dichoso baile; y éste, entre titubeos, respondió que sí.

        ¡Había dicho que sí! Nadó entre sueños acaramelados, nubes de crema batida y océanos de chocolate hasta que sus padres denegaron el permiso para asistir; sí, así sin más. Podría decirse que sin razón aparente, pero Min no era precisamente el nominado a mejor hijo del año, en este semestre ocasionó una decena de jaquecas a sus padres; la negativa no estaba en negociación. Sin embargo, los planetas parecieron alinearse cuando escuchó a su madre decir: "consideraría dejarte ir, si Taehyung va". ¡Oh Buda, gracias por existir! Una gran fortuna que su vecino y mejor amigo, Kim Taehyung, fuese el predilecto para su pase de salida al baile que le llevaría directo al corazón del chico que le gustaba; eran casi como hermanos y no había forma de que...

        —Ni de broma —fue la respuesta inmediata cuando apenas sugería ocupar de su gentil ayuda. —Los bailes escolares son una estupidez, también piensas lo mismo. No entiendo tu repentino interés.

       —Llevo diciéndote dos semestres que quería salir con Park Jimin —se quejó el rubio, quien le llevaba una apenas notable desventaja en estatura al chico que trata de convencer.

       —¿Debía esa salida ser el baile escolar? —cuestiona con desinterés sin dedicar una mirada porque se encuentra bastante concentrado en terminar los apuntes atrasados de trigonometría. —Y en todo caso, debiste pensar en eso antes de meterte en tantos problemas; más aún si sabías que querías invitarlo a salir.

       —No todos han sido mi culpa —defiende al instante, ganando una incrédula mirada. —Bien, quizá un poco. Pero igual... Eres mi mejor amigo, se supone que debas ayudarme.

      —No en cosas que detesto —canturreó odiando simultáneamente cualquier asunto relacionado con ángulos y figuras.

      —¿Y si te consigo una cita? —es pésima sugerencia, pero se le agotan las ideas.

      — ¿Por qué salir con un extraño me haría mágicamente desear asistir? —parece preguntarse así mismo, por poco riendo ante la ocurrencia de su amigo; tal parece que no le conoce.

       Yoongi bufa decidido a dejar el tema, al menos por ese momento.

Ser insistente con aquel chico de oscuros cabellos nunca, en serio nunca, era viable. Kim Taehyung podía llegar a ser cero tolerante; quizá por esa misma razón sus padres confiaban en que, asistiendo con él, no se metería en problemas. Era una estupidez, no haría nada mal si salía con su dulce enamorado de cabellos naranjas. Dejándole solo sumido en su miseria como algún tipo de venganza, abandona la mesa que ocupaba con Taehyung y sale a perder el tiempo; con suerte se encuentre a Jimin vagando en horas libres, no se equivoca. Apenas dobla la esquina del pasillo, le mira guardar un par de libros dentro del casillero. Hasta cierto punto, verle ahí tan bonito como siempre, es excelente inspiración para convencer a su mejor amigo de ir. Lo dejará para después, prefiere acercarse al chico con intenciones de saludar.

      —¿Filosofía con la Terrible señora T? —es el primer comentario que le cruza para romper hielo cuando le ve guardar dentro de su mochila un libro bastante familiar; él lo llevó hasta hace un año. Yoongi cruza quinto semestre, mientras su enamorado pelinaranja iba en tercero.

Estrella FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora