[3] SPIES

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ÉL

Otra vez. Plena madrugada y están peleando otra vez.

-¡NO ES MI CULPA QUE SEAS UN DESQUICIADO CELOSO!

-¿YO CELOSO? ¡TÚ ERES LA QUE HANDA DE FACILITA CON CUALQUIER HOMBRE QUE SE CRUCE POR TU CAMINO!

-¡DEJA DE FALTARME EL RESPETO, QUE LA PROXIMA VEZ NO RESPONDO!

Cubrí mis oídos con la almohada, con la esperanza de dejar de escucharlos. Hoy era porque un amigo de mamá antes de irse le había dado un beso en la mejilla. Ayer fue porque papá se quedo más horas de las debidas en el trabajo y para colmo al llegar a casa olía a alcohol. Anteayer fue por dinero. Antes de ayer ya no recuerdo el motivo, pero lo que si se, es que pelearon y pelearon hasta que ya no pudieron más.

-La puerta de mi cuarto se abrió despacio y mi hermano menor asomó la cabeza – ¿Puedo pasar? – Asentí y este rápidamente se subió a la cama de un brinco, acurrucándose entre mis cobijas – Al menos si no voy a poder dormir, mejor me quedo en una habitación más alejada de los gritos.

Para ser un niño de solo seis años, me sorprendían sus palabras, pero al mismo tiempo tenía bastante razón. Si algo podía llegar a agradecerle a esta podrida familia, es que la época de golpes cesó en el momento en que el chaparro de mi hermano nació, porque no hubiera soportado tener que repetir la historia otra vez, solo que esta vez los llantos que tendría que cesar no serían los míos, sino los de él.

-¿Por qué mami y papi pelean tanto? 

-Sobe la cabeza de mi pequeño hermano para reconfortarlo – Solo están estresados y el cansancio los hace decir cosas sin sentido.

-¿Todas las parejas son así?

-Un nudo se formó en mi garganta – Ninguna pareja es perfecta, todas tienen sus dificultades.

-Pues si esas dificultades implican pelearse a diario, prefiero nunca tener pareja – Sentenció cruzándose de brazos.

-Chaparro, no tomes decisiones apresuradas.

-Muy tarde – Puse los ojos en blanco ante su puchero. El solo era un niño y que pensara de esa manera no me gustaba para nada. Quizás podría ser algo que este diciendo por estar molesto con mis padres, pero eso no quita que tal vez lo esté diciendo en serio – Contigo me basta. Mientras te tenga a ti sé que todo estará bien.

-Chaparro...

-Prométeme que algún día nos iremos muy lejos de aquí – Imploró, aferrándose a mi camiseta – Por favor, prométemelo.

-Lo prometo.

                                     ***

Abrí la alacena en busca de comida para servirle el desayuno a Tony, pero como era de esperarse estaba vacía.

-Sabes que – Dije intentando sonar en un tono positivo – ¿Qué dices si pasamos por Neptunis antes de ir a clases?

-¿Otra vez se olvidaron de hacer compras? – Me quedé en silencio prefiriendo no empezar la mañana con quejas sobre la irresponsabilidad de mis padres – Iré por mi mochila.

Observé a mi hermano subir las escaleras con desánimo y segundos después a mi padre bajar e ir hasta la sala en donde apurado fue recogiendo sus cosas.

-¿Se te hizo tarde? – Me interesó saber.

-Si – Respondió al mismo tiempo que guardaba de mala gana unos papeles en su maletín – tarde para huir de la escandalosa de tu madre.

-Papá... 

-¿Qué?

-Solo... – Quise decirle que no dijera esas cosas porque por más que fuera su enfado el que hablaba, Tony no necesitaba escuchar esas cosas – nada – pero también sabía que eso solo empezaría una nueva discusión como otras veces sobre que no me meta en sus asuntos y solo cierre mi boca.

-Ya estoy listo – Dijo mi hermano y sin despedirse de mi padre se dirigió hacia la puerta principal y salió de la casa.

-Ese niño solo se hace cada vez más malcriado – Me negué a escuchar una sola palabra más de su boca y yo también me dirigí a la salida tomando mi mochila – Pero cómo culparlo – Levantó la voz – si tiene el ejemplo perfecto al tenerte a ti como hermano – Azoté la puerta de la casa pero al instante me arrepentí – ¡Ahora si verás!

-Hora de correr, chaparro – Dije dando unas palmadas en la espalda de mi hermano y evadiendo el objeto que mi padre nos lanzó desde lejos.

-Papá, ¿Está loco?

-A veces pienso que si.

-¿Entonces por qué no busca ayuda? – Inquirió mi hermanito.

-Te contare un secreto – Dije agachándome para estar a su altura – en verdad yo no soy tu hermano sino un espía en cubierto que trabaja con tu papá quién es el mejor agente de nuestra agencia, pero en estos momentos está pasando por momentos difíciles y como su mano derecha estoy aquí para ayudarlo, pero el no recuerda nada gracias a un medicamento que me hace parecer un joven de 15 años, ¿Puedo confiar en ti mi pequeño espía?

Mi hermano se me quedó atónito mirándome por la seriedad de mis palabras que tuve que aguantarme las ganas de reír.

-Estás mintiendo.

-¿No me crees? Aquí está mi carnet oficial – Dije enseñándole rápidamente mi carnet, pero de la biblioteca convenciendo así al chaparro quien empezó a saltar de alegría.

-¡No puede ser! ¡Si eres un espía!

-Pero no lo olvides, debes mantener el secreto – Indiqué poniendo mi dedo índice sobre mis labios – ¿Puedo contar contigo mini espía?

-¡Claro que si!

El resto del camino el chaparro fue saltando y tarareando una canción que no conocía, pero mientras llegara tranquilo y con buenas vibras a la escuela yo estaba por bien servido.

Cold bridge Donde viven las historias. Descúbrelo ahora