cinco

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Ya habían llegado los ansiados nueve meses de larga y casi eterna espera.

Aquel fue el día más feliz en toda la existencia de Harry Styles, basada en largos 17 años.

Fue entre los momentos en los que el rizado y su mejor amigo avanzaban tranquilamente por entre los arboles del bosque.

—Harry —lo llamó.

—¿Si? —respondió él con una sonrisa. El ojiazul paró en seco su paseo y Harry lo observó, notó que estaba luchando por contener las lágrimas.

—Estoy nervioso. Me siento solo en esto. Embarazado de un idiota, sin dinero para mantenerlo, con rechazo de mi familia por ser un padre adolescente. Soy un total deasastre. Y si esta niña no es feliz, si prefiere otra papá, no lo soportoría. No soportaría que me abandonaran... —hizo un gesto de disgusto— otra vez.

Harry, sin pensarlo durante mucho tiempo, atrajo a Louis hacia sí para envolverlo en un tierno abrazo que claramente necesitaba. Notó como pequeñas gotitas mojaban su camiseta, pero no le importó, le acarció el cabello con delicadeza y apoyó su barbilla sobre la cabeza del chico hasta que su respiración se calmó y cabeza del chico hasta que su respiración se calmó y se separó de Harry para sonreírle tímidamente. Estaba mejor. Y a Harry le parecía el mejor momento para abrir aquel miedoso corazón y librarle la verdad.

Tomó sus mejillas con delicadeza, obligandole a mirarlo. Su corazón tembló.

—Louis Tomlinson, estoy locamente enamorado de ti desde los once años. Mi vida se iría a la mierda si te pasara algo, cualquier cosa. No puedo imaginar una vida sin que tú seas parte: sea como el chico popular, sea como mi mejor amigo; sea como el chico valiente y decidido que tengo frente a mi; sea lo que sea. Jamás estarás solo, porque me parece el mejor momento para decirte que...

Harry no pudo seguir hablando, Louis unía sus labios con los suyos como si fuera un dulce tesoro que estaba guardando y protegiendo para él. El rizado se sorprendió, mientras que el otro se dejó llevar. Al cabo de un momento, Harry reaccionó y llevó sus manos nada más y nada menos que al vientre crecido de Louis, acariciando muy delicadamente con sus pulgares al notorio bebé que cargaba en su interior. Louis tomó eso como el gesto más lindo y sonrió sin poder evitarlo. Cuando la necesidad de aire se hizo presente, Harry separó sus labios con el deseo de querer unirlos nuevamente. Pero no lo hizo. Lo miró con una sonrisa que jamás podría escaparse de su rostro.

—¿Para que sepa qué? —bromeó Louis con una sonrisa tímida.

—Para que sepas que te amo —terminó Harry sin miedo—. No te das una idea de lo mucho que he esperado por algo así.

El más bajo sonrió y acarició el cabello descontrolado del rizado.

—Tú no te das una idea de lo que he esperado para hacerlo.

—Mm, ¿dos días?

Louis sonrió, negando.

—Desde que me enseñaste lo que era enamorarse —susurró. Harry sonrió sin poder evitarlo y se acercó más a él para volver a besarlo.

Y justo minutos después de miradas llenas de enamoramiento profundo, besos dulces y palabras mudas, la pequeña niña interrumpió la situación para notificar que llegaba al mundo.

Nervios. Nervios por doquier.

once upon a time | larry stylinson (m-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora