La luna resplandecía entre la negrura, creando la luminiscencia necesaria para que la profunda noche no la opacara. Las furgonetas, tan oscuras como la misma noche, tan rápidas como aquella estrella fugaz que recorría el cielo, salían disparando hacia su destino a toda velocidad.
Ninguno de aquellos agentes tenía en claro que hora era, tampoco importaba. Sin embargo, cualquiera podía asegurar que la mayoría de los ingleses se encontraban durmiendo plácidamente en su acogedora habitación, envueltos en cálidas mantas, tal vez estando ya en su segundo sueño. Pero el equipo de rescate no podía permitirse aquello, no luego de que saliera a la luz información acerca de una familia que podía estar necesitando su ayuda.
Las furgonetas corrían por las calles vacías de la ciudad con la mayor rapidez posible, tal como una ambulancia en pleno acto de urgencia, pero éstas carecían de sirenas ruidosas. Al contrario, el equipo tenía que trabajar con cautela y no alarmar a todo el vecindario. Sin mencionar que el ruido podría delatarlos y arruinar por completo la misión.
Park Chanyeol apenas vislumbró aquella solitaria y fugaz estrella que atravesó el cielo nocturno y, para antes de que la misma se desvaneciera, pidió un deseo en su mente. Encontrarlos con vida.
Sus ojos eran azules, por lo que era una persona amable, leal y demasiado sobreprotectora. Ansiaba, con cada célula de su ser, proteger a todo aquel que necesitara, o no, su ayuda. A veces, no conseguía controlar su instinto, pero eso sucedía solo con las personas que realmente quería. Era como un lobo protegiendo su manada.
Chanyeol había cumplido veintiún años hace tan solo unas semanas atrás. Su cabello era castaño, alborotado. Sus pómulos marcados y su mandíbula bien definida. En su mirada se alojaba toda la confianza que cualquier necesitase para saber que todo saldría bien. Y además de su estatura tan respetable, se defendía muy bien con su contextura atlética. Vestía, como todos sus compañeros, un uniforme negro y, por debajo del mismo, tenía el chaleco antibalas por si acaso. En sus manos cargaba una metralleta, listo para utilizarla si el caso se presentaba.
En cuanto las furgonetas llegaron a su destino, frenaron justo enfrente de una cada de los suburbios que mantenían todas las luces apagadas, y el equipo uno y el equipo dos bajaron de los vehículos de modo rápido y ordenado.
El agente Wu Yifan era uno de los líderes por naturaleza. Sus ojos negros no le dejaban más opción. Con una de sus manos, cuya piel se encontraba tatuaba, hizo señas, indicándole al equipo dos que se encargaran de ir por la puerta trasera de la casa. Los mismos obedecieron sin replicar. El equipo uno se mantuvo en posición, aguardando la señal de Kris para entrar por la puerta principal.
Habiendo recibido la señal, se dirigieron en filas ordenadas, avanzando con cuidado por el porche, teniendo las armas preparadas para ser utilizadas.
El agente de ojos negros indicó quienes debían ir por la derecha y quienes por la izquierda con el propósito de verificar el lugar antes de ingresar. Al no detectar ningún movimiento, Yifan pateó con fuerza la puerta de entrada haciéndola abrir de un golpe y, entonces, todo el equipo uno entró en la residencia para después ponerse a inspeccionar el sitio.
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Peligro de Extinción || Chansoo
أدب الهواةUn color de ojos quiere dominar: los líderes. Un color de ojos está en peligro de extinción: los débiles. Una corporación del estado lucha por obtener estabilidad social y la igualdad entre los distintos colores de iris. Do Kyungsoo, un introvertido...