Amor De Mafia( parte 1)

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Nubes perturbadoras. Fuertes vientos.
Otro día más en Chicago, donde todo es dirigido por la palabra de un obeso italiano y donde nosotros los matones no contamos una mierda.
Llevo años preguntándome si el sentido de mi existencia vive en esto que hago para sobrevivir, si nací con el objetivo de ser explotado por un cúmulo de idiotas en traje.
No lo sé, y lo más probable es que nunca lo sabré.
Mi día a día consiste en visitar las bodegas secretas donde la mafia produce whisky y luego lo vende en bares también secretos.
Esta es la realidad que se concibe desde que se aprobó la ley seca.
Y pensar que nunca soñé con tener una vida, nunca esperé más que esto, no me quedaba otra opción que unirme a Al Capone, porque aquí si no trabajas para él o no haces algún negocio con él tu vida no valdrá nada, más menos equivaldrá a una bala de una calibre 22.

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( Lara Capone)
( la historia continuará teniendo cambios de punto de vista, entre el matón Calum y la hija de Al Capone, Lara. )

Día tenebroso sobre mi ciudad, este clima me recuerda el cautiverio que vivo desde que nací.
Mi padre me tiene como tesoro, pues he salido a la luz del día pocas veces y sólo bajo su consentimiento.
Soy rica, y pobre también.
Rica en materia pero pobre en espíritu.
Esa es mi realidad, ser la hija de un gángster y desear ser una plebeya, sueño con el día que el amor toque a mi puerta, y quiero que sea un mezquino ladrón, para que me lleve lejos de aquí.
Quiero que mi cuerpo sea tocado más de una vez, que mis partes ocultas conozcan el cálido placer humano, pero mientras permanezca aquí no va a suceder.

Además de mis monólogos y mis poemas no tengo compañía, mi padre manda uno de sus secuaces a visitarme una vez al día para verificar que no me haya escapado, ya lo intenté una vez y al no lograrlo causé que mi encierro fuera absoluto, mis salidas son organizadas escrupulosamente por el gran mafioso y del resto nunca nos vemos.

Mientras mi imaginación fluye la puerta se abre, uno de los "muñecos" de mi padre entra repentinamente.
- Dama del castillo, aquí le tengo su desayuno, permítame recordarle que hoy en la tarde la escorltaré a una de las bodegas de su padre en celebración de año nuevo - dijo el rudo hombre de dos metros, con una actitud totalmente profesional, es un inútil secuaz después de todo.
Una vez que el secuaz dejó la habitación detuve mis filosofías para alimentarme aunque no puedo dejar de imaginar que clase de barbaridades ocurrirán en el evento de hoy, el señor Capone suele festejar de forma muy inusual, los baños de sangre a veces se suman a los de champagne.

Al concluir el desayuno decido recostarme, mis pensamientos son tan fuertes que casi podría instaurar una conversación conmigo misma.
Hoy será otra de las pocas ocasiones en las que podré ver personas distintas a los mayordomos, podré sentir el aire de la vida real y podré alimentar mi vista hambrienta de hombres guapos, pocas veces he visto hombres de buen aspecto entre los trabajadores de mi padre, pero él usa asumir nuevos empleados a menudo, así que hoy tal vez pueda ver algo interesante.

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(Calum Ford)

Hoy el día será tan turbulento cuanto el clima, se celebra año nuevo y el jefe nunca deja de celebrar en grande, además he oído que los días festivos su hermosa hija aparece, nunca he tenido la oportunidad de verla hasta ahora, quizás la presencia de una joven dama puede aliviar el pésame de este día.
- Calum, acompáñame al bar de la bodega a por unos tragos, de todas formas tendremos que estar ahí en cuestión de horas - dijo el alegre Thomas, al parecer en son de tragos por su próxima ascensión de cargo, de simple matón a matón personal del jefe, es el mismo quehacer pero suena más divertido que vigilar una puta bodega.
- Está bien colega, te acompañaré, en esta ciudad no hay más nada que hacer que trabajar y morir - le respondo en tono angustiado, mi vida me da asco, y realmente en esta ciudad o trabajas o te mueres.
Llegamos prontamente a la bodega, al entrar noté que no había rastro del jefe, eso es positivo, aún tengo algo de tiempo para relajarme y disfrutar de unos clandestinos tragos de borbón.

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