❝𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐔𝐧𝐨❞

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Sabía que lo de la noche anterior había sido un completo error; simplemente se dejó arrastrar por el alcohol, la necesidad de su cuerpo y las persuasiones de aquel que se hace llamar su amigo

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Sabía que lo de la noche anterior había sido un completo error; simplemente se dejó arrastrar por el alcohol, la necesidad de su cuerpo y las persuasiones de aquel que se hace llamar su amigo.

Nadie puede juzgarla, después de todo nuestro cuerpo comienza a pasar factura luego de un tiempo sin poder tener un poco de sexo, así que sí, tanto ella como Kim habían bebido de más en su pequeña reunión y luego de algunos coqueteos y de que la pelinegra se dejara besar, ambos habían terminado en el departamento de ella teniendo una íntima y pasional noche.

Pero ahora, siendo ya de mañana, nuevamente el deseo le ganó y se encontraban comenzando el día de una manera un tanto sudorosa.

Marinette sabía en su interior que toda esa aventura solo duraría por esa vez y nunca más, por lo tanto se dispuso a disfrutar de la ancha espalda de su amigo y de las fervientes sensaciones que él le provocaba; espasmos y más espasmos era todo lo que la recorría por su cuerpo. Su corazón y la cama se movían al compás de cada vaivén de las caderas del castaño, las cuales iban en un aumento vertiginoso.

El sudor los cubría completamente, la respiración de la azabache era totalmente irregular, los jadeos de ambos se mezclaban siendo imposible callarlos, salvo a través de una pequeña guerra entre sus bocas. Ambos querían liderar esa batalla pero ninguno lo lograba.

Sin dar tregua, Kim aumento aún más el movimiento de su pelvis, llegando cada vez más al fondo de la azabache, haciéndola arquear su espalda por todo el placer que la recorría. Intentaba aguantar lo más que podía pero estaba al borde del abismo con cada estocada de él, sintiendo que perdería su cabeza en cualquier momento. Hasta que ese momento llegó sin permiso alguno y no le quedó otra opción que dejarse abrazar por aquel tan anhelado y necesitado orgasmo; una vez que el castaño salió de su interior y se había acostado a su lado, ella con prisa se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño donde tomó una ducha, al cabo de unos minutos salió envuelta en una toalla.

Fue hasta su vestidor donde tomó un conjunto de lencería negra y se lo colocó, luego buscó entre su ropa lo que se pondría ese día; del otro lado, Kim se extrañó verla hacer todo aquello.

— ¿Qué haces?— Le preguntó desconcertado mientras ella se secaba el pelo con prisa pero siendo ignorado.— Mari...

— ¿Qué?— Inquirió la ojizarca aplicándose un poco de maquillaje.

— ¿Que qué estás haciendo?— Repitió él.

— ¿No es obvio?— Por unos instantes lo miró por el espejo.— Preparándome para ir a trabajar.

Kim la observaba cada vez más inquieto por lo tanto la fémina suspiró y luego de terminar de retocarse un poco se acercó a él, se sentó en la cama y lo miró afligida.

— No sé lo que estás pensando pero anoche ambos dijimos, a pesar de las copas de más, que solo sería esta vez este desliz porque fue pura necesidad de ambos.— Jamás tuvo que hacer este tipo de rechazo, así que verdad Marinette temía el herirlo.— Somos amigos desde la infancia Kim y esto no puede volver a pasar, ¿sí?

❝𝓔𝓵 𝓞𝓬𝓽𝓪𝓿𝓸 𝓟𝓮𝓬𝓪𝓭𝓸❞ 「𝐆𝐚𝐛𝐫𝐢𝐧𝐞𝐭𝐭𝐞 +𝟏𝟖」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora