Odio las clases con la profesora Rosa; es muy aburrida. Se supone que la historia debe ser una materia con más charla y donde podamos expresar nuestras inquietudes, pero ella se empeña en hacernos sufrir con guías de doscientas páginas.
Hoy jueves me tocaba con ella a la primera hora. Estaba cuestionando sobre si la historia algún día me serviría para mi futuro. Y si me servirá, para que mi madre no me sermonee ni me castigue. Si Rosa logra hacerme otro llamado de atención, no me dejaran ir a la fiesta de Vivi.
***
De camino al instituto, observé algo muy inusual, algo que no era habitual en mi trayectoria de todos los días.
De una camioneta blindada salió una mujer de cabello lacio hasta los hombros. Su cabello era de color naranja. Lograba resaltar en cualquier lado. Me llamó mucho la atención, porque nunca la había visto frecuentar esta zona. Esa mujer no parecía de aquí. Se encontraba al lado de un pequeño supermercado, no era muy popular en el pueblo porque decían que ahí traficaban drogas, pero aún nada comprobado. Eso no fue lo que me llamó la atención, sino su acompañante. ¡Era él! El muchacho de la casa de enfrente.
Parecían tener una charla sumamente confidencial e importante. Yo me escondí detrás de un pino.
Desde mi vista se veía todo. Lamentablemente no podía leer sus labios, pero tampoco iba a moverme de ahí hasta que ellos se fueran. Podían ver que paso por ahí y hacerme algo, o meterme a esa camioneta.
Después de unos cortos minutos, entraron al supermercado. Y eso me hizo dudar... ¿Comprarían drogas? ¿Comprarían algo de comer? ¿Robarían?
No tardaron mucho en salir. Traían consigo una bolsa de compra. Quien sabe que traerá. Luego de eso entraron al vehículo y se fueron.
Me quedé con muchas dudas.
¿Quién era esa mujer? ¿Era de por acá? ¿Era familiar suyo? ¿Su pareja quizá?
No me había percatado de que se me había hecho tarde para mi clase. Con todas las fuerzas que tenía, empecé a correr camino al instituto.
Al llegar, la profesora Rosa me dijo que tendría un reporte de llegada tarde. Pero eso no era problema. Le diría cualquier cosa a mi mamá.
Me senté con Adabella y me preguntó la razón de mi tardanza. No le dí detalles de nada, no quería comentarle eso para que luego dijera que estoy paranoica.
Sólo le conté que habían llegado unos nuevos vecinos -aunque hubiese sido el día anterior- no quería armar drama.
Rosa nos estaba dando las indicaciones del nuevo proyecto en grupo, cuando de repente, las puertas del aula se abrieron, dejando ver a la directora. Todos la saludamos educadamente.
-Buenos días, muchachos -nos devolvió el saludo con una gran sonrisa-. Vengo a darles un par de noticias.
Todos estábamos atentos a lo que decía la directora, que eran pocas las veces que hacía acto de presencia en nuestra aula.
-Primero, démosle la bienvenida a su nuevo compañero de clase -dijo al tiempo que hacía un ademán para que aquella persona pasara, y cuándo se dejó ver, mi piel se erizó.
Era mi nuevo vecino. Aquel muchacho con su bello gato, el mismo que había visto aquella noche en el techo viendo a la nada. Aquel misterioso muchacho que había visto hace unos minutos con una mujer más extraña que él.
Hasta ahora me percaté de su vestimenta.
Él lleva unos jeans clásicos, junto con un suéter igual a su gato: mitad negro y mitad blanco, y en centro tenía a un gato... Sí, era el mismo gato que tenía en casa. Aquel gato que había visto acechando a ese pequeño y hermoso colibrí. Y para adjuntar, había unas pequeñas letras que casi no pude leer, pero que después de entrecerrar bien los ojos, pude leerlo.
"He is dare"
¿Por qué mierda no lleva el uniforme? Es lo primero que se exige, así seas nuevo.
Definitivamente es muy extraño.
-Su nombre es Caín Lagunilla, estará con ustedes lo que reste del curso... -mientras la directora hablaba, yo lo analizaba de arriba hacia abajo. Insegura de tenerlo cerca.
Se dio cuenta de mis insistentes miradas. Me dedicó una ojeada igual de analítica cómo las que yo le estaba dedicando. Lucía sereno y muy tranquilo.
-... Hasta luego muchachos -se despidió la directora.
-Bueno... Caín -habló Rosa. Se le notaba lo nerviosa que estaba con aquel muchacho al lado-, deberás unirte a algún grupo para el proyecto que estamos realizando -Él sólo se limitó a asentir- Bien... ¿alguien quiere aceptarlo en su grupo?
Adabella y yo nos miramos, pero ninguna de las dos se quiso comprometer.
-Yo -dijo Vivi- Ven, Caín, así te vas adelantando.
No me engañaba, le estaba coqueteando.
Caín pasó por mi lado y dio una sonrisa. Aquella sonrisa estaba cargada de malicia y diversión.
No me podía dejar engañar tan fácilmente. Yo sé que ese muchacho no esconde nada bueno, y si no me cuido, tendré serios problemas.
De una cosa estaba más que segura: mantenerme lejos de Caín Lagunilla.
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El secreto de Caín
Mystery / ThrillerLéa puede resultar más curiosa que un gato. Caín puede resultar siendo más misterioso de lo que pensamos. Gato puede resultar siendo el más astuto que cualquier felino. ¿Podrá Léa descubrir el secreto de Caín?