Margarita de fresa

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Fumar, fumar, fumar. Mi enamorado no piensa en otra cosa.

¿Qué tanto nervio? Solo soy yo. ¿Por qué te pones así? No soy alguien importante.

No quiero pensar. Me cansé de leer libros y ser inteligente, ahora quiero ser feliz pero el conocimiento no se puede deshacer, vodka, vodka, margarita de fresa. Tus labios.

En mi tímpano suena Safaera al grado de hacer que me duela la cabeza. Todos a mi alrededor se ríen, o al menos a mí me lo parece, qué bueno que se ríen.

No sé si eres Jorge o Alejandro, no sé quien de los dos está peor. Si Jorge con largo tiempo, pero muchas intermitencias y problemas, o con Alejandro que se dieron tan bien las cosas pero solo por un respiro. ¿Qué es lo que quiero? ¿Algo malo pero duradero? ¿Algo bueno pero fugaz? Las opciones me parecen malas. Nunca me dan buenas opciones. Por favor alguien sea mi tercera opción.

¿Y qué tal si soy mi tercera opción? ¿Qué tal que sola mejor?

¿Quién me quitará el frío que siento adentro?

Quisiera fumar como mis enamorados. Fumar, fumar, fumar, vodka, margarita de fresa. Mis besos.

¿Cuántos días más han de pasar? Esta cuarentena me da mucho tiempo y no lo quiero. No lo quiero porque me hace pensar en ti y en tus manos ásperas, me hace escribir como maniática todo el tiempo, ya no quiero vomitar palabras ni escritos, ¿catarsis?, me duele la cabeza de tanto pensar.

No me gusta usar cubrebocas porque no puedes ver mis labios rojos recién pintados, hace que el vapor salga y me estorbe en los lentes, qué fastidio, qué mal tener astigmatismo. Qué bien y qué mal porque a veces me quito los lentes sonriendo amplio porque no puedo reconocer a las personas a mi alrededor, así no tengo qué saludarlas, así no tengo qué fingir que no sé quienes son porque realmente todo lo veo difuso.

Estoy pensando en tonterías. ¿Dónde estás, Alejandro? He intentado pensarte mucho para llamarte con mi mente, he soñado que regresas y todo vuelve a ser mágico, escuché canciones de tu lista de reproducción, pero ya no puedo hacerlo más, las canciones de Cigarettes after sex son geniales, pero ya no puedo oírlas porque me recuerdan tu cara y tu voz. No lloro, de verdad no lo hago, pienso que tal vez a los 26 uno ya no tiene lágrimas porque solo hay desierto, solo hay desolación.

No me importa. Esta desolación, este desierto árido me hace escribir de más, escribir sobre ti aunque no lo quiera, recordar cuando venías a casa, cuando decías que me veías y pensabas "Debo protegerla", aunque aún no sé de qué. ¿De mi misma? ¿De ti?

No sé como acabar este escrito. Supongo que solo lo haré y ya.

Ojalá pudiera fumar, fumar, fumar, vodka, margarita de fresa. Buenas y lluviosas noches. 

 

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Hilo rojo sangre [Poemario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora