Me cagas.
Se supone que tengo qué hacer un escrito escuchando alguna canción de hip-hop con electro para no escribir mierda cursi y rosa. Me duele la costilla, pero aun así tengo que usar esos tenis de plataforma. Son negros. Doy un paso tras otro con la suficiente fuerza, como si estuviera enojada, lo estoy, parece que el pavimento quiere romperse bajo estos pies de bruja que son finos, pero te aplastan la cabeza. No sé que sucede, todo a mi alrededor se aleja como si tuviera miedo, ¿qué doy mala vibra? No estoy en mi momento más estable ni más santo.
No voy a escuchar las canciones de Peter Gabriel. Son la hostia, pero ahorita no necesito ser una hostia buena sino mala, una hostia puta, una Nairobi. Mala referencia, no lo sé. Mi dedo índice acaricia esa cosa suave de metal; el gatillo de la pistola.
Sonrío, sonrío, me siento en un videojuego donde si muero puedo usar otra vida. Siempre he caminado así, como si me mereciera el mundo.
¿Por qué tu nombre tiene que estar en todos lados? Me río. Tienes el nombre más corriente y por eso aparece en todas partes.
He llegado.
El castillo rojo se alza ante mí, aunque sea una figuración. Es un trabajo terrible, pero ya debo tener experiencia, ya debo saber por dónde moverme, es la segunda vez que lo hago y a pesar de todo nunca es fácil. Se trata de morir por segunda vez.
Fuck. Maldigo por lo bajo y comienzo a subir las escaleras que me llevan hacia la entrada donde ya hay guardias de armaduras negras. Creo que son recuerdos, palabras y acercamientos, roces de tono pastel. He entrenado algunos días para esto. Ya sabía que estarían aquí, esperándome.
Quisiera que cuando escriba algo no haya ni un maldito humano en el planeta. Qué estorbo. ¡No, no tengo hambre, no tengo sed, no quiero verte, qué me importa tu vida, cállate, lárgate, tu color de camiseta es terrible!
Qué mierda, pensé que solo yo era una hipócrita. Supongo que hay que continuar. Siempre hay que continuar. Es nuestro destino. Camina y camina hasta que te sangren los pies y luego corre. Las gargantas tiran un chorro de sangre. Es mi escrito y tengo una excelente precisión.
Mientras más avanzo más herida me siento, mientras más camino más furiosa me siento. Odiosa, con envidia, no soy amable, mierda, invierno, lealtad, frío, violenta, grosera, cállate, frunce el ceño, qué marca, rápida, finge, bienvenido pero lárgate, tenis negros góticos, mi cabello largo lo mece el viento travieso, maldito, no maldigas ¿por qué no?, pelea sucio, no siempre voy a ser honesta, golpe bajo, te caes, tengo mis tenis negros de plataforma y los aretes de cruz, bienvenido a la fiesta, máximo, agilidad, cámara lenta como en una película de acción, abriré tus heridas porque me sé tu pasado, sonrío, ya se cuál es el punto, como acupuntura, tu pierna izquierda, tu brazo izquierdo, tu maxilar izquierdo, tus costillas, todo se tuerce mientras luego observo. Qué llanto, qué decepción, qué dolor, qué gritos, yo pensé que eras buena, pues sí soy buena pero no contigo ¿y qué? No pongo la otra mejilla porque no quiero, porque no es justo, porque Malone no me lo permite, ni Diplo ni Lim Pump, deben ser mis auriculares, si estuviera escuchando otra canción puede que tuviese algo de piedad, pero es que es hip hop y rap del bueno y me temo querido que no voy a detenerme, fucker.
No puedo creer que toda la vida me la he pasado teniendo piedad y que nadie haya tenido piedad conmigo. ¿Y luego por qué nacen los villanos? ¿y luego por qué quiero acabar con mi vida? ¿y luego por qué quiero coger un arma? ¿y luego por qué quiero lastimarte? ¿y luego por qué quiero ser una humana mala?
¿Sabes que esto cansa? Ya me cansé de que mis pies siempre estén sangrando y que mis costillas siempre se estén rompiendo. No, imbécil, no quiero que me tengas lástima ni que llores ni que pidas perdón. No necesito tu lástima ni tu llanto ni tu perdón ni tu regreso. A veces quisiera fumar un habano de buena calidad, o uno barato.
¿Cuándo va llegar el día bueno? O hace mucho calor como para desear caer en el infierno junto a Dante o hay demasiado frío que te hiela el alma y hasta el alma del alma. Nunca puede haber puntos medios. Nunca puede haber grises.
Mi costilla me sigue doliendo.
Continúa, me digo a mí misma mientras no termino de subir estas eternas escaleras.
Hay una masa babosa y palpitante de color rojo en el piso. Sí, he logrado llegar al recinto. Huele bien. Hay centenares de velas de vainilla que logran disminuir el olor de la sangre coagulada.
Este secreto. Que hago un corazón para cada amor. Que hago una yo diferente para cada uno. Así cuando se largan solo tengo qué deshacerme de esa personalidad y la verdadera yo está bien. Esa masa roja en el suelo es uno de mis corazones, qué desecho, qué basura, pobrecillo, me da pena pero ya no lo quiero más.
Sonrío y avanzo para finalmente terminarlo. Terminar lo que empecé. Terminar por lo que he venido. Terminar el trabajo.
Y soledad, y mi mejilla, y mi agua que cae, y mi dorso que lo limpia, y mi sonrisa sarcástica.
Es que así debe de terminar mientras suena la canción de los cuatro minutos. Cada día te mueres más y más, cada día tu rostro se vuelve difuso y difícil de recordar, cada día amaneces más muerto. Por eso termino el trabajo yo sola, debo hacerlo sola.
Estás muerto. Lo estás.
He terminado.
He terminado el trabajo.
He terminado el trabajo terrible.
Tu canción ya ha acabado. Es momento de escuchar otra canción.
Mañana será un nuevo día. Ven conmigo.
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Hilo rojo sangre [Poemario]
DiversosRecopilación de poemas e historias cortas. Amor, magia, despedidas, días lluviosos, cuentos, cartas, desamor, fantasía.